A LO LARGO de estos recientes años, la política social en México, se ha destacado por implementar programas de auxilio económico a la población, que en muchos de los casos, no se cumple al cien por ciento, porque muchos de estos recursos se van quedando en el proceso de reparto, con destino muchas veces incierto y dejando, al final, un saldo pendiente que conforme va pasando el tiempo se va constituyendo en un rezago bastante significativo, lo que da como resultado el aumento progresivo de la pobreza, aunque en sí, los apoyos que se hacen llegar no solucionan el problema social existente y solamente se consideran paliativos que van acumulando, año con año, un verdadero problema social que tarde o temprano suele estallar con graves consecuencias.
En México, se han aguantado estos resultados, pero no tardan en aparecer, porque la población necesita, cada día más, resolver sus problemas más urgentes como son la alimentación, vestido y medicina. Nada más en este último pendiente hemos visto como se carece de lo necesario para poder cumplir con el objetivo de procurar salud a los mexicanos. En los más recientes tiempos, hablando solamente de unos cuantos meses, la carencia de medicamentos para el cáncer, han sido un asunto que ha puesto en grave riesgo al gobierno de la nación, porque ha destinado claramente muchos recursos a programas de infraestructura innecesarios para estos tiempos y ha dejado de cumplir con lo más urgente y necesario que es el suministro de medicamentos a los centros hospitalarios del gobierno, donde la gente acude normalmente, porque no tiene dinero para acudir a la medicina privada.
La política social de México, pareciera estar bien intencionada y hasta podríamos apostar que este ingrediente se encuentra insertado en estos propósitos fundamentales del gobierno, pero bien se ha apreciado, no tan solo en el país nuestro, sino en otros países diferentes, donde también se aplican recursos directos a la población como parte del cumplimiento del compromiso oficial, que todos estos instrumentos de apoyo han fallado, porque en lugar de combatir la pobreza, cada día la hacen más difícil de solucionar, porque ésta no se puede terminar con la derrama millonaria hacia el pueblo, pues es tan solo y así se podría considerar, una especie de mejoralito para una enfermedad que de verdad es grave y difícil de tratar.
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No queremos comentar que los programas sociales carezcan de eficacia, tal vez, tengan para muchos una solución inmediata, pero al final de cuentas no cumplirá con el verdadero objetivo que tiene que ver con el combate a la pobreza y exterminarla, cuando menos en un porcentaje que no llegue a ser un problema fuera de control y signifique en el futuro una desgracia para la estabilidad política, económica y consecuentemente social, del pueblo mexicano.
La política social, vista en estos términos, ha sido para los gobiernos la más cómoda de las salidas en el cumplimiento de sus más fuertes compromisos sociales y políticos. Hay quienes piensan que todos siguen el mismo modelo, porque les da resultados evidentes para sus propósitos políticos, es decir, que partiendo de esta consideración, los gobiernos emanados de determinadas siglas, conservan el poder, pues de alguna manera, reciben el reconocimiento a su labor, convertidos en votos para su causa política.
Y eso es precisamente, lo que más se ha dicho de este gobierno en turno, pues sus programas sociales van cargados, cada día más, de importantes sumas económicas para poderlas repartir entre la gente, asegurando, sin duda alguna, buena parte del botín electoral que se disputa en todos los procesos electorales. La intención de ahora parece ser de esta manera, aunque, como ya hemos comentado, no se descarta que se busque a través de los programas sociales, la verdadera política de un ataque permanente a la pobreza.
Para cientos de pensadores, analistas de la situación política de un país, el verdadero combate a la pobreza, se encuentra en la política social de crear empleos a toda costa, de invertir fuertes cantidades de dinero, para darle a la gente la posibilidad de trabajar y que sean ellos los que busquen la solución a sus propios problemas. Ejercer, por parte del gobierno, programas especiales de inversión propia y de la iniciativa privada, aceptar, con facilidades la inversión extranjera, conservando siempre, la rectoría de la propia economía, para hacer crecer a un país como México, donde mucho se ha perdido con el tiempo.
La política social, debe plantearse este importante reto, para no seguir siendo un país de tercer mundo. México, no debe rechazar esta oportunidad de dar entrada a las grandes inversiones que darán empleo a mucha gente, garantizando, a la vez, la plena seguridad a las empresas para que éstas puedan invertir sin temor a perder lo invertido por disposiciones necias de un gobierno que parece desconocer los principios básicos de la economía.
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PEPE YUNES, NO SE OLVIDA.
YA LO HABÍAMOS COMENTADO en varias entregas de esta columna política, donde hacíamos referencia al ex candidato a la gubernatura del Estado, Pepe Yunes, quien, aparentemente, se había exiliado de la política estatal, después de haber participado en la contienda del dos mil dieciocho, por la primera magistratura del Estado, quedando, prácticamente, en tercer lugar de este pasado proceso electoral.
Pero nada es para siempre y lo importante es estar vigente en la vida política del Estado, ya que Pepe, como bien se sabe, fue preparado para estar dentro de ella, buscando permanentemente la posibilidad de figurar en los puestos públicos de alta referencia.
Pepe Yunes, no se olvida por muchos de los veracruzanos, que un día le apoyaron para cumplir con sus propósitos políticos, así como también, en reciprocidad, tampoco el político de Perote, se olvida de quienes siempre le ha distinguido con su respaldo político en todo momento en que ha querido participar.
De ahí que nuevamente lo volvamos a insistir, Pepe, estará en la jugada política del dos mil veintiuno, buscando, desde luego una posición política que le sirva en calidad de plataforma para lo que venga después. Eso sí, lo aseguramos desde ahora, que Pepe Yunes, no se quedará para siempre con aquella espinita de lograr lo que siempre ha querido y quizá, lo que también tiene merecido, es decir, gobernar a Veracruz, con resultados altamente positivos, porque se trata de un político debidamente preparado para estos menesteres.
Pepe, por lo pronto, todo indica que va por una diputación federal, tal y como hace varias semanas, ya lo habíamos advertido.
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AHUED, LA ESPERANZA DE MORENA.
AUNQUE YA SE ACERCA la fecha en que se cumplen los dos años de gobierno en Veracruz, tiempo en el cual los veracruzanos, han confiado para que el Presidente de la República, disponga de sus buenos oficios para pedirle al Gobernador del Estado, Cuitláhuac García Jiménez, que solicite licencia para separarse de su cargo, con la finalidad de darle paso a la recuperación política, económica y social de la entidad, todo indica que no será de esta manera y que el sexenio seguirá su camino hasta la conclusión constitucional del mismo.
Ricardo Ahued Bardahuill, quien todavía es la esperanza de Morena, pero sobre todo, de la mayoría de los veracruzanos para suceder a García Jiménez, parece que tendrá que quedarse con el bat al hombro, siempre y cuando el Presidente, no reconsidere esta situación en Veracruz, que mucho le daría resultados en la búsqueda del respaldo político para sus propios proyectos políticos, pues se considera que el Senador de la República, es el hombre mejor intencionado para cumplir los objetivos de la actual administración estatal.
Y que no se vea como un capricho político, el hecho de que los veracruzanos, quieran ver un trabajo y resultados palpables de beneficio general, sino de rescatar un tiempo y una buena oportunidad de darle el impulso necesario a esta entidad que mucho necesita para salir adelante.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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