Dicen las malas lenguas, que eran los primeros minutos de la madrugada del pasado sábado, cuando el senador Héctor Yunes tuvo que decir: Renato, en qué quedamos?

Y es que a pesar de que la orden era  que ya dejara la silla, Renato aparentemente se aferraba a ella con argumentos basados en los estatutos del partido.

Le llegó la dirigencia en momentos turbulentos, tal vez no se ha valorado del todo su trabajado, pero de ser cierto que casi lo sacan con grúa, el PRI perdió tiempo valioso.

Américo Zúñiga ha llegado a la dirigencia y lo primero que hizo fue tomar protesta a los principales funcionarios.

De inmediato, hubo responsables de elecciones y de organización, áreas claves para mover el voto a favor  del PRI.

Américo ha iniciado con un discurso claro, de unidad al interior, conceptual y de dureza y crítica al exterior.

Veremos si anima a los priístas que han preferido jugar a la segura, traicionando a sus principios por poder o por miedo.

Por lo pronto, Pepe Yunes toma control del partido para prepararse hacia una campaña durísima en los próximos meses, en la que los tricolores saben que de perderla, difícilmente regresarán en el mediano plazo al poder en Veracruz.

NO HUBO TIRO

Pues nada, que no hubo tiro. No se encontraron para debatir López Obrador y el gobernador.

La prensa llamada nacional se dejó venir a Álamo, en espera de la tan anunciada confrontación y se regresaron sin nota.

Esta semana regresa el tabasqueño a gira de precampaña por nuestro estado.

Puede ser la semana en la que ahora sí, el gobernador revele los documentos que prueban presunta corrupción de Andrés Manuel.

Será pues otra vez, semana de pleito político.

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