Evaluar si es responsabilidad del presidente Peña Nieto o del dirigente nacional del partido Manlio Fabio Beltrones, cabe, más cuando cientos de columnistas, analistas y periodistas denunciaron a través de sus propios espacios la severa crisis institucional que enfrentaba Veracruz por el desgobierno que encabezaba Javier Duarte.
Ese mismo, que hoy clama respeto, ese mismo que hoy, sale a lanzar mensajes incendiarios intentando acallar las voces aseverando que la entidad no está para balandronadas, como si no tomará conciencia de que todos los veracruzanos lo observan y se dan cuento de su proceder.
A todos les queda claro, que mientras ha podido, utilizó y empleó cuanta maquinaria estuvo a su cargo para encaramar toda las baterías y su artillería en un afán absurdo y a veces hasta enfermizo por descarrilar a su adversario, hoy virtual gobernador electo del Estado, Miguel Ángel Yunes Linares.
Ahora vayamos más a fondo, ¿donde se perdió la elección?, ¿en qué momento los veracruzanos dieron la espalda al priismo?
Solo hace falta echar a correr el casete atrás, era la mañana del 22 de diciembre del 2015, cuando un grupo de adultos mayores pensionados y jubilados todos, reclamaban sobre la calle Enríquez del centro de Xalapa, el pago de sus pensiones; como medida de presión cerraron el centro de la capital del estado por enésima ocasión, ante la nula acción de quien es el responsable del Poder Ejecutivo de Veracruz, ese día los pensionados demandaban al Instituto de Pensiones del Estado (IPE) el pago de sus salarios y aguinaldos vencidos, los cuales complicaban el cierre del año.
Pero para el gobierno del Veracruz que ya cambio, ese era un asunto que no importaba, había que dejar un mensaje claro, con el estado no se juega, al estado no se le amenaza.
Para ello, tomaron la faraónica decisión de enviar a los granaderos, y colocarles tremenda tunda a los adultos mayores, las fotografías de tan indignante y lastimoso asunto, dieron la vuelta al mundo, ahí se sello la derrota del PRI.
Nadie en su momento, ni a nivel federal o estatal, se atrevió a señalarle a Javier Duarte que esto tendría consecuencias.
La culpa no fue de Manlio Fabio Beltrones, mucho menos de su candidato Héctor Yunes Landa, que por mucho consideramos un extraordinario candidato y mejor político, no la derrota estaba cantada.
Y tan cantada estaba la derrota, que el 22 de diciembre Javier Duarte colocó su ultima losa de su tumba política, ese día en un acto inconcebible optó por mandar a golpear a los jubilados y pensionados del Instituto de Pensiones del Estado (IPE) por negarse a pagarles lo que era de ellos.
Como buenos mexicanos al interior del Palacio de Gobierno han comenzado a buscar responsables de la debacle, ya culparon y renunciaron al propio Tlacuache Electoral, Gabriel Deantes a quien aseguraron habría vendido la estructura electoral a favor de Miguel Ángel Yunes Linares en su afán de salvar el cuero y no pisar la cárcel.
No existe mayor absurdo a esa reflexión, como que ahora es el mismo Deantes, el que opera desde el bunker hectorista la posible judicialización porque al menos en el Consejo General del Organismo Público Local Electoral (OPLE), no lo podrán ya realizar.
Pero para los que no comprenden que la sociedad fue quien decidió, viene a la memoria lo señalado en el Evangelio de Mateo en el capítulo 13 versículos 13 al 17: Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane. Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
Así con la confirmación del computo distrital los veracruzanos daremos paso a la alternancia, la primera en 86 años de gobiernos priistas, nunca antes Veracruz había sabido que es conocer otra fuerza política que no fuera el PRI, ahora a ver si los priistas, retoman el rumbo, expulsan a las lacras de sus filas y vuelven a los principios fundamentales de sus documentos básicos, conscientes de que la sociedad los observa y quiere políticos y funcionarios públicos comprometidos con quienes les colocaron ahí.
No más actos de impunidad, no más actos de corrupción, lo que los veracruzanos anhelan es vivir en paz, en orden, en alegría, y desde hace mucho la sombra negra del Fidelduartismo acabo con el buen ánimo de los habitantes de este maravilloso estado.
Lejos quedaron los tiempos en que hasta con música celebraban al gobernador en turno, ahora lo que sonará son las pompas fúnebres de un mal gobierno, que se ira derechito a la fosa común, porque nadie quiere más recordar que existió.
¿Pero qué es lo más importante ahora?
Salvar a Veracruz, dirá usted y créame que coincido plenamente con usted al respecto, pero ahora corresponderá a todos los veracruzanos sumarnos en el tren del cambio, es ahora cuando sociedad y gobierno deberán cerrar filas para intentar rescatar a nuestro estado de cualquier intento por volverlo a llevar por el rumbo del que nunca debió salir.
Esperemos que los más de millón 056 votos que recibió la coalición vencedora, respeten las posturas de los que no comulgaron con su proyecto, aun así se gobierna para todos.
Al tiempo.
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