Si cree que con encarcelar a Javier Duarte de Ochoa, incluso por muchos años, todo lo que le ha sucedido a Veracruz podría recibir justicia, está muy equivocado. Ni con el retorno de los miles de millones de pesos que se robó sería suficiente.
¿Cree usted que todo lo hizo solo? Absolutamente, no. Hay quienes le recriminan que, en su afán por convertirse en un millonario (como los grandes empresarios cuyas familias duraron décadas en fraguar sus fortunas), se llevó entre las patas a su familia y a la familia de su esposa. ¡Falso!
Las más recientes revelaciones de quienes operaron como prestanombres muestran una actividad criminal consciente y clara, por ejemplo, de su esposa Karime Macías Tubilla, quien operó varias de las operaciones y decisiones de manera directa. También se ha manejado el nombre de Mónica Ghihan, hermana de Karime y cuñada de Duarte, quien habría estado ligada también a adquisiciones del exgobernador en el extranjero con dinero ilícito.
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Algunos medios han señalado que Mónica Ghihan sería una de las dos mujeres que la PGR habría detenido como parte del proceso por los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero de que se acusa al prófugo. A su esposo, José Armando Rodríguez Ayache, se le atribuye la propiedad de un departamento en Torre Pelícano, en Boca del Río, ocupada regularmente por Javier Duarte, y que está valuado en unos 10 millones de pesos.
No puede confirmarse que Mónica Ghihán sea una de las detenidas; la que sí, según varias fuetes, es América Aguilar Bozada, exfuncionaria de la Fiscalía General del Estado y exsubdirectora de Recursos Materiales y Obra Pública en el gobierno duartista, y quien gracias a sus buenos oficios, tras crear una empresa de venta de pinturas Comex, fue beneficiada con las compras del gobierno estatal.
Por lo tanto, Duarte no embarró a su familia. La familia se incorporó con júbilo y enjundia al delicioso negocio de tomar dinero público a manos llenas, pero lo hicieron con tanta ansiedad que dejaron huellas enormes por todas partes. Se habla incluso de María Cecilia de Ochoa Guasti, madre de Javier Duarte, de su hermano Cecil y de parientes como sus primos Luis Iván y Héctor Ochoa Dehesa.
Tanto en la investigación periodística realizada por el portal Animal Político sobre la creación de empresas fantasma como en otras publicaciones y filtraciones, se repiten los nombres de operadores financieros y prestanombres como el diputado local electo Vicente Benítez González, o como los diputados federales Tarek Abdalá, Adolfo Mota, Jorge Carvallo y Érick Lagos.
Pero en la lista derivada de las investigaciones del SAT y la PGR podrían aparecer decenas de cómplices que han sido o son funcionarios públicos, representantes populares, empresarios y familiares de Duarte.
Se dice que los principales prestanombres del exgobernador veracruzano son Moy Mansur, Franky García y Jaime Porres. Entre las propiedades de Moy Mansur se encuentra el rancho “Las Mesas”, ubicado en Valle de Bravo, Estado de México, con un valor aproximado de 200 millones de pesos. También, mansiones y departamentos en las exclusivas zonas de Polanco y Las Palmas, en la Ciudad de México.
Franky García es el socio cañero, era también el representante del estado ante Petróleos Mexicanos, se encargaba de hacer negocios con los vales de asfalto y combustible. Se le atribuye como propiedad el polémico rancho El Faunito, ubicado en Fortín de las Flores. Por su parte, Jaime Porres tiene la operación de los puentes Prieto en Pánuco y José López Portillo en Álamo, grandes negocios que dejan buenas ganancias, porque por ellos circulan miles de vehículos diariamente.
El empresario David Velasco Chedraui, actual diputado local, declaró este miércoles a los medios de comunicación que había sido ‘invitado’ a realizar negocios sucios con el gobernador Javier Duarte de Ochoa, derivado de los cuales tanto él como el mandatario saldrían beneficiados, propuesta que desechó pese a insistencia y presiones.
Si no se castiga a todos los que, como banda criminal (de ahí el delito de crimen organizado), participaron en la destrucción de toda una entidad y en el mayor agravio a los veracruzanos, no podremos hablar de justicia. |