Nadie como Mauricio Audirac –quizás sólo Ricardo García Guzmán tenga un nivel similar- conoce las cañerías de la administración pública estatal en las que se amasaron increíbles fortunas, mientras se navegaba en las aguas negras de la deshonestidad que marcó al periodo del fide-duartismo.
Mauricio Audirac ocupó todas las posiciones desde las que era posible conocer y manejar, hasta el último detalle, el manejo del dinero público en Veracruz de los dos últimos sexenios. Fue auditor general del Órgano de Fiscalización Superior durante los gobiernos de Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa, así como contralor y secretario de Finanzas y Planeación con este último. Si alguien conoce cómo, cuándo, cuánto y, sobre todo, quiénes se robaron el dinero de los veracruzanos, es él.
Por razones que sólo Audirac conoce, se calló y nunca soltó prenda de la información en su poder, en la que hay desde los cobros de cuotas a los alcaldes y funcionarios para que sus cuentas públicas quedaran “limpias”, hasta el uso de los órganos fiscalizadores como arma política, el “maquillaje” de las cifras del gobierno estatal y la disposición indiscriminada e ilegal de partidas de dinero público para fines ajenos a su verdadero propósito.
Ahora que finalmente el destino lo alcanzó y deberá responder desde prisión por sus actos, Mauricio Audirac tendrá en sus manos la decisión de ampliar las responsabilidades en el saqueo a Veracruz hasta los niveles que realmente alcanzó. No tiene mucho que perder ya. |