Justo durante la celebración del Día del Trabajo, el gobierno de Veracruz (el actual) debe admitir que ese es otro rubro en el que le ha fallado a la gente.
En mayo de 2016, durante su campaña por la gubernatura, Miguel Ángel Yunes Linares prometió que de ganar la elección una de sus prioridades sería apoyar a la clase trabajadora, no sólo para darle certeza laboral, sino también incentivando la inversión para generar nuevas fuentes de empleo.
“Pueden tener la total seguridad que mi gobierno será solidario con la causa de los obreros y trabajadores de Veracruz, su certeza laboral y mejores condiciones de empleo ocuparán parte medular de mi agenda de trabajo”, les dijo a obreros del ingenio San Cristóbal.
Una vez más mintió. Fueron discursos “a modo”, para endulzarle el oído a los veracruzanos, pero sin la menor intención de darles cumplimiento.
Cifras del INEGI señalan que en el primer trimestre de 2017, el estado de Veracruz registraba 111 mil 994 personas desocupadas, y al cierre de ese mismo año la cifra se elevó a 126 mil 803.
Hoy, cuando han transcurrido tres cuartas partes del actual gobierno, Veracruz tiene a más desempleados de los que se encontró Yunes Linares el primero de diciembre de 2016.
La marcha conmemorativa del Día del Trabajo permitió percibir la opinión de los veracruzanos del actual gobierno estatal. Al gonernador Miguel Ángel Yunes Linares le exigieron el cumplimiento de sus promesas de campaña y le reprocharon que pretenda perpetuarse en el poder a través de su hijo.
Pancartas, consignas y el golpeteo continuo de cacerolas fue lo que se destacó en los desfiles de los trabajadores veracruzanos.
Ya no quieren más promesas incumplidas, ya no les satisface el discurso de la venganza, ya no quieren escuchar las mismas promesas de hace dos años. Hoy lo que los ciudadanos quieren son soluciones, no discursos vacíos.
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