Empieza el año y los objetivos del gobierno estatal son cada vez más claros.
La administración de Cuitláhuac García debe fortalecer sus medidas de control del gasto (no se trata de no gastar, sino de hacerlo de forma inteligente); tiene que mejorar -a pesar de que al final del 2019 las cifras fueron positivas- las tareas de prevención del delito; requiere que se mantenga la percepción de gobernabilidad, y para ello es importante que se construyan puentes de comunicación con todos los actores políticos, sin importar colores.
No son tareas sencillas, pero la buena noticia es que el gobernador parece haber encontrado su alineación ideal, con fuertes operadores en las áreas de mayor exigencia.
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Luego de cumplir su primer año de gobierno, se puede percibir que Cuitláhuac García sostiene su proyecto en cuatro grandes pilares: Éric Cisneros, al frente del gabinete de seguridad; José Luis Lima Franco, a cargo de las finanzas estatales, y los dos personajes en los que tiene depositada toda su confianza: el secretario de Educació, Zenyazen Escobar, y el Presidente de la Junta de Coordinación Política en el Congreso local, Juan Javier Gómez Cazarín.
El desempeño de secretario de Gobierno en este primer año ha sido, por decir lo menos, polémico. No es alguien que calle lo que piensa y eso ha provocado numerosos debates en los medios. Tiene, sin embargo, un férreo control en el ámbito de la seguidad. No es alguien que le rehuya a las responsabilidades y los números difundidos por el Consejo Nacional de Seguridad, al final del año pasado, colocan a Veracruz en mejores condiciones que otras entidades con su densidad demográfica o su extensión territorial.
José Luis Lima es poco afecto a los medios, pero cuando tiene que salir a explicar lo que sucede en el ámbito financiero, lo consigue con mucha claridad. Mientras en el 2016 el gobernador en turno se rasgaba las vestiduras declarando una “emergencia financiera”, dos años después, sin tanta estridencia, el gobierno de Cuitáhuac García sorteó el campo minado que se encontró al asumir cargo. Hoy se pagan puntualmente las obligaciones del gobierno estatal y se trabaja para dar solución a la cartera vencida que dejó Javier Duarte y que Yunes Linares se negó a atender. En este año Veracruz volvió a renegociar la deuda, ahora en mejores condiciones y sin negocios “en lo oscurito” con despachos privados.
En el ámbito político, el gobierno de Cuitláhuac García descansa en la capacidad de concertación de dos de los personajes con mayor afinidad en la actual administración. Zenyazen Escobar es quizá uno de los miembros del gabinete con más experiencia y conocimiento. Ha tendido puentes con las organizaciones sindicales del magisterio, pero además se ha dado tiempo para buscar consensos en temas que al gobernador le interesan.
Ya en este mismo espacio se han ennumerado los importantes acuerdos que ha construido Juan Javier Gómez Cazarín. Había quienes dudaban de su capacidad, pues no lo conocían en ese terreno, pero en estos momentos tiene una agenda plagada de “palomitas”, en los encargos que le ha hecho su jefe político y amigo personal, Cuitláhuac García. Presupuestos, magistrados, fiscalías, y muchos otros temas que lucían complicados y que fueron resueltos mediante el diálogo, con negociación política, sin los cañonazos de billetes que se estilaban en otros gobiernos.
Con la ayuda de estos cuatro elementos, el gobernador de Veracruz obtuvo un balance positivo en su primer año, pero… faltan otros cinco años.
Los retos serán cada día más difíciles y en cada un de ellos se pondrá a prueba la lealtad con el proyecto que los tiene gobernando.
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