No es normal que el coordinador de los senadores visite un estado donde gobierna una mujer de su partido y no lo haga de su conocimiento; tampoco es entendible (en la lógica de la cuarta transformación) que ese mismo legislador tabasqueño respaldara la afiliación a Morena de un adversario natural de la hoy gobernadora Nahle, situación que por cierto aún no resuelve la Comisión de Honor del movimiento.
No sólo Adán Augusto desestimó notificarle a Nahle su visita a un evento personal a Veracruz, sino que la gobernadora se aprestó en el siguiente día hábil a comentar, de viva voz, que no se había reunido ni cruzado palabra con el senador: “no me comuniqué con él, no me dijo nada, no necesitan avisarme a mí, lo único es que nosotros somos responsables de brindar seguridad a quien lo solicite, sobre todo a personajes de la vida pública”.
La presidenta Sheinbaum tiene perfectamente clara la diferencia entre el senador y su amiga gobernadora de Veracruz; aunque sabe que los motivos de Nahle son los más congruentes en este desaguisado y los de mayor peso por ende, ha optado por dejar el tema en manos de Luisa Alcalde y Andy López (aunque ya les dio su parecer en alguna reunión privada).
Mientras tanto, el tiempo transcurre y en algún momento (cuando se llegue la coyuntura), según me afirman en Palacio Nacional, hay opciones de que Rocío Nahle y Adán Augusto López formen parte de las contadas “corcholatas” que buscarán suceder a la presidenta Sheinbaum. Ahí saldrán a relucir varios ayeres, seguramente. Al tiempo.
Veremos qué ocurre, y si de verdad ocurre.
X: @aaguirre_g
(COLUMNA "AL RESPECTO") |