Aunque de manera muy justa, pero Édgar Herrera entregó saldo positivo en la elección municipal: en los municipios en los que fueron sin alianza obtuvieron 12 triunfos, contra 11 de Morena. En coalición ganaron en 60 municipios.
El que no puede presumir lo mismo es el dirigente de Morena, Esteban Ramírez Zepeta, quien acudirá a la sesión extraordinaria de su Consejo Estatal -el próximo sábado 28 de junio en el Hotel Emporio del puerto de Veracruz- con un grueso legado de escusas para explicar la sensible baja en la votación de un partido que tuvo todo a su favor (gobierno, recursos, órganos electorales).
Ramírez Zepeta llegará a este primer encuentro postelectoral en medio de una severa crisis interna. A pesar de las fotografías que se tomen juntos, es bien sabido que la gobernadora Rocío Nahle no está contenta con su desempeño.
Tampoco están felices en el Comité Nacional de su partido, pues ni Luisa María Alcalde, ni Andrés López Beltrán (“Andy” para sus amigos) vieron con buenos ojos que desde Veracruz se les estuviera atribuyendo la responsabilidad de los descalabros.
Hay grupos bien definidos entre los liderazgos de Morena en la entidad (es el caso del senador Manuel Huerta) que abiertamente han reclamado un cambio radical en el partido, con la consecuente salida de Ramírez Zepeta.
La sesión extraordinaria del próximo sábado tiene como fin “blindar” al actual dirigente y con él a los operadores identificados con Cuitláhuac García, señalados de cometer los más diversos abusos durante el proceso de selección de candidatos y en plena campaña, lo que habría arrojado, como consecuencia, la severa caída en la votación.
Pero, habida cuenta que la gobernadora no le ha garantizado hasta ahora una posición “decorosa” en caso de dejar la dirigencia estatal (su suplencia en el Congreso local está pendiente, pues aún no encuentran acomodo para su compañero de fórmula, Diego Castañeda), Esteban Ramírez ha optado por la “fórmula Alito”. Esto es: realizará una sesión “a modo”, a la que sólo tendrán acceso aquellos que estén a su favor, no se permitirán teléfonos celulares ni cámaras que registren lo que ahí suceda y en el programa no se incluye ninguna voz que pudiera emitir algún reclamo.
En el papel, el plan luce impecable, pero el dirigente de Morena se olvida de la militancia, la que ya se expresó este año en contra de su dirigencia y así, su vapuleado liderazgo no sirve a los intereses de la gobernadora Rocío Nahle, que está comprometida a entregar mejores resultados en el 2027.
El Consejo Extraordinario, más que resolver los problemas que hoy enfrenta el dirigente estatal de Morena, los va a acentuar. Ya lo veremos.
filivargas@gmail.com
(DE LA COLUMNA "PUNTO DE VISTA")
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