El avance es palpable porque la política se entiende no como escenario de choque, sino como instrumento de servicio.
La sesión solemne en el Congreso del Estado fue ejemplo de ello. Orden, respeto y un mensaje claro de concordia y coordinación marcaron el tono de un gobierno que busca sumar y no dividir. Es un signo de los tiempos: hoy las mujeres muestran con hechos cómo hacer política, rompiendo inercias de soberbia y confrontación que durante años dañaron la vida pública.
El ser humano suele tener memoria corta, y quizás por eso conviene hacer un ejercicio sencillo: ¿qué ambiente se vivía en Veracruz hace apenas diez meses? La incertidumbre, el golpeteo, la rumorología de pasillo. Hoy el panorama es distinto. Hay rumbo, hay claridad, y aunque nunca faltan cinco o seis voces que buscan sembrar la negativa, la narrativa de la desconfianza no puede imponerse sobre la evidencia del trabajo cotidiano.
La estabilidad política y social que se vive en México y en Veracruz no es producto del azar, sino del liderazgo femenino que ha entendido que gobernar implica construir, no destruir; conciliar, no dividir. Y ahí radica la clave: la gobernanza de Rocío Nahle, al igual que la presidencia de Claudia Sheinbaum, tiene raíces comunes que hoy florecen en confianza ciudadana.
Porque al final, lo que importa no son los discursos vacíos ni los reflectores pasajeros, sino la certeza de que el futuro se está edificando con cimientos firmes. Y en Veracruz, como en México, ese futuro se respira con estabilidad.
Al tiempo.
astrolabiopoliticomx@gmail.com
“X” antes Twitter: @LuisBaqueiro_mx
(DE LA COLUMNA "ASTROLABIO POLÍTICO")
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