La corrupción fue enarbolada por los candidatos presidenciales AMLO, Anaya y ‘El Bronco’, como su principal divisa y con mucha razón, la corrupción es el hoyo negro del gobierno mexicano.
José Antonio Meade Kuribreña, señalado de participar en la corrupción peñista, soslayó el tema; jamás se deslindó de Los Pinos y quizá por ello se adueñó del tercer lugar en las encuestas.
Pero el tema de la corrupción por sí misma no fue la principal demanda de los electores mexicanos, sino su combate eficaz, frontal y su abatimiento no ‘mochando manos’ como lo ha propuesto El Bronco, sino con métodos modernos, órganos de auditorías y fiscales autónomos en manos de la sociedad.
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Al final del camino, ninguno de los candidatos propuso cómo extirparla del gobierno y de la sociedad.
Aquella ‘renovación moral de la sociedad’ propuesta por Miguel de la Madrid ni siquiera llegó a nacer ya que desde la mismísima residencia oficial de Los Pinos, los hijos del presidente y los de su compadre Pedro Ojeda Paullada, la hicieron abortar.
Llegue quien llegue, ¿Cómo podrá extirparla? Nunca lo explicaron. Cómo nunca pudieron o quisieron los expresidentes que así lo prometieron. |