El problema es que todos se lavan las manos.
El INE dice que no tiene facultades para corregir los listados, que así como les llegaron tienen que usarlos, pese a las inconsistencias detectadas; mientras que el Senado de la República en voz de Gerardo Fernández Noroña también se ha lavado las manos y dice “nosotros ya cumplimos”, y al parecer le están dejando la tarea a los aspirantes, que ellos detecten si hay algún error y que sean ellos los que promuevan las correcciones pertinentes.
Y mientras tanto, el proceso continúa y la ciudadanía no tendrá forma de informarse.
La promoción que podrán hacer los aspirantes no podrá ser más que en tierra, esto es, si acaso podrán repartir volantes… pero no habrá espectaculares, promoción en redes sociales, radio, televisión, ni nada por el estilo. Y encima, no hay presupuesto, lo tendrán que hacer con su propio dinero. Así que el que tenga más saliva tragará más pinole.
Lo único cierto, comentaban los sabios bebedores de café, es que no se necesita ser brujo ni adivino para anticipar que la participación ciudadana en la elección del Poder Judicial será bajísima, y que aquel cuento de que no dará tiempo de atender a los votantes en las casillas, es también para espantar con el petate del muerto.
Canillazos duros para el INE y el Senado, que ni una simple chamba de hacer un listado han podido cuadrar bien sin echarse la bolita. |