1. El aniversario de la fundación del nuevo asentamiento de Misantla, en 1564. El pueblo original data de 1194, pero con la Conquista los frailes franciscanos decidieron bajar a los indios a un lugar abajo de la sierra y de más fácil comunicación con la costa.
2. La toma de posesión del nuevo Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Respecto del punto número 2, es notable cómo el imperio surgido de una democracia está moviendo sus piezas internas para garantizar el status quo, que consiste en que Donald Trump entregue finalmente y sin recato el poder al contrincante demócrata que le ganó la elección del primer martes del noviembre pasado.
No hay que pensarle mucho para concluir que el empresario neoyorquino se volvió loco con el poder (o ya estaba y se puso más chiflado todavía), y dejó constancia varia de que estaba dispuesto a hacer lo que fuera para seguir gobernando el país cuyos ciudadanos le habían dado el triunfo electoral a otro.
Sí, hubo el peligro de un golpe de Estado, pero no fructificó la estrategia trumpista debido a la importante decisión del vicepresidente Mike Pence de no apoyar al güero del peluquín en su desatinada empresa.
También es evidente que se movieron las poderosas instituciones gringas y los poderes fácticos -sobre todo los económicos- para garantizar una sucesión limpia y tranquila, cómo ha sucedido en ese país desde que es república, hace más de dos siglos.
Las fuerzas democráticas se están moviendo en el país del norte para asegurar la prevalencia de su forma de gobierno. Y son capaces de todo. Por lo pronto, se han decidido a hacer renunciar a Donald Trump unos días ante de que termine su mandato.
El encontronazo es fuerte, pero el empresario lunático lleva las de perder-
Ésta, sin duda, es la Semana D.
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