Escribí en aquella columna que conocer la gramática trae grandes beneficios a quienes hacen el esfuerzo.
Primero, quien sabe estructurar una frase cabalmente sintáctica sabrá por lo mismo construir una idea coherente. Esto quiere decir que quien aprende a escribir con corrección estimula su mente al grado que se vuelve una persona más inteligente.
El lenguaje también es la ventana desde la que nos explicamos el mundo. Así, quien domina los secretos de su idioma tiene mayor capacidad para leer la realidad inmediata, para aprender mejor y más rápido, y para conocer mejor a sus prójimos.
Y vean, quien puede conocer a los demás aprenderá a conocerse a sí mismo, que es un sueño que ya acariciaban los filósofos griegos hace 2,500 años.
El manejo correcto del lenguaje nos permite expresarnos mejor, con mayor claridad y con la debida profundidad, que son las herramientas intelectuales que necesita todo buen maestro. ¿Quiere usted dedicarse a la docencia? No es necesario que acuda a marchas violentas, que haga huelgas ni que aprenda a destrozar oficinas púbicas.
Es más sencillo y menos peligroso para la integridad física aprender sintaxis, ortografía y un poco de prosodia. Por ejemplo, es menos trabajoso y mucho más tranquilo conocer en la paz del hogar las tres reglas de acentuación que cargar las computadoras de algún centro de trabajo y tirarlas por la ventana,
Bueno, puse también lo que podría parecer una exageración, que con el manejo del lenguaje se puede conquistar imperios y ganar guerras.
Mi finado maestro y amigo Tzvetan Todorov, uno de los lingüistas más reconocidos del planeta, en su libro sobre la Conquista de México sustenta la singular idea de que los españoles pudieron ganar a los mexicas porque tenían un sistema de comunicación oral y escrita más avanzado, y por ello pudieron entender más rápidamente la forma de pensar de los otros, los desconocidos, de los que ni siquiera habían imaginado su existencia.
Moctezuma -explica Todorov- nunca alcanzó a entender quién era y cómo pensaba Cortés, y por eso el español lo pudo doblegar con sus palabras. Y lo mismo pasó con los totonacas, los tlaxcaltecas y las otras tribus que padecían el yugo del imperio mexica fueron subyugadas también por el discurso de Hernán, y nunca entendieron que estaban luchando con una esclavitud mientras caían en otra, que resultó más sanguinaria y represora.
Saber gramática, escribir y leer bien, es un don de los dioses… pero un don que está vedado a los ciudadanos de nuestro país, no sea que quieran ser libres y autónomos.
Por eso guardan tanto el librito y sus enseñanzas.
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