Lo anterior era una acción cantada para Nacho Ovalle, pues hace meses que la SFP les pisaba los talones a los tres directores y Ovalle permanecía incrédulo de que su gente se estuviera manchando las manos y avergonzando los postulados principales del presidente López Obrador.
Hoy mismo se dio a conocer del nombramiento temporal de los relevos. Juan Francisco Mora Anaya fue designado responsable de las direcciones Comercial y de Operaciones de Liconsa y Alma Contreras Garibay, en la Unidad de Asuntos Jurídicos.
Ignacio Ovalle, director de Segalmex, designó a Manuel Lozano Jiménez, como director de Comercialización de Liconsa, pero algo pasó porque a las pocas horas del nombramiento fue separado de su cargo y a Bernardo Fernández Sánchez, como titular de la dirección de Operaciones.
Para cubrir las vacantes, de manera temporal, Juan Francisco Mora Anaya, quien actualmente se desempeña como titular de la Unidad de Administración y Finanzas de Segalmex, Diconsa y Liconsa, fue designado como responsable de las direcciones Comercial y de Operaciones de Liconsa.
También se nombró, de manera provisional, a Alma Contreras Garibay, como encargada de la Unidad de Asuntos Jurídicos.
Con esta acción el Gobierno de la República ha reconocido la corrupción al interior de sus filas, sin embargo, la diferencia es que al menos hasta aquí investiga y no encubre a sus funcionarios.
Pero también lo que queda claro es que el Presidente Andrés Manuel López Obrador debe estar enojado o desilusionado con su amigo Ovalle a quién le confió las cadenas de comercialización más importantes del campo mexicano y es de los sectores que menos crecen y en donde más problemas sociales le están generando para el voto verde que se espera para la elección presidencial del 2024.
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