SE CUENTA en estos momentos de gran convulsión política en el país, que la mayor preocupación que existe en el gobierno federal y en los Estados gobernados por morena, no radica en los resultados de la consulta ciudadana del diez de abril próximo, donde todavía, sin dificultad alguna, saldrán adelante, aunque la popularidad de que gozaba el presidente de la república, hasta hace algunos meses, haya disminuido considerablemente, sino en lo que pueda suceder en el dos mil veinticuatro con motivo de la sucesión presidencial.
Parece ser en los más recientes días, se le ha venido el mundo encima al mandatario nacional, debido a la actitud que ha presentado en contra de varios sectores de la sociedad, incluyendo a los medios de comunicación. El hecho de alimentar diariamente el fuego contra los periodistas le ha generado al presidente López Obrador, un serio problema, por la sencilla razón de que no ha tenido los suficientes argumentos para justificar los casos de corrupción que se advierten, tanto en su gabinete, como entre su propia familia, por lo que se ha visto en muchos aprietos para poder salir de este atolladero que le llega, precisamente, en los momentos más difíciles de la política nacional, independientemente de lo que se ha dicho respecto al manejo de recursos en las obras que se llevan a cabo y en donde, al parecer, existen algunas anomalías que pudieran encontrarse dentro del marco de la corrupción.
Esto ha dañado profundamente la confianza hacia el presidente, por lo cual se espera que haya reacciones populares al momento de llevarse a cabo el proceso de revocación de mandato, que como ya hemos comentado, no será de mucho problema, porque todavía le alcanza su popularidad para lograr que la mayoría de mexicanos, lo ratifique en el cargo, pero los militantes de morena, ven el problema más allá, es decir, para cuando, en realidad, tenga que llevarse a cabo el proceso electoral para la sucesión presidencial, donde la figura del mismo López Obrador, ya no será preponderante ni tendrá la misma influencia que proporcione, tanto al candidato de morena, como a los demás participantes en esta misma contienda que buscarán algunas otras posiciones como son la senadurías, diputaciones federales y gubernaturas, como la de Veracruz. Que para entonces estaría dependiendo de un hilo.
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Así es que la revocación de mandato no es preocupación política de la cuarta transformación, sino que lo será, sin duda alguna, la sucesión presidencial, la cual se ha visto, como cereza del pastel, disminuida por los problemas internos del mismo partido y de los aspirantes que de alguna forma, generarán la división política, aunque haya quien no lo crea así, más cuando se sabe de antemano que morena, ya no será el gran poder que tiene ahora.
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GUTIÉRREZ LUNA, COMO DOLOR DE MUELA.
PARA LOS POLÍTICOS veracruzanos, afiliados a morena, la presencia de Sergio Gutiérrez Luna, viene siendo, como un verdadero dolor de muela, pues a pesar de que los ataques en su contra han sido fuertes y permanentes, al grado de que siendo uno de los suyos, lo hayan desconocido, no se ha dado por vencido y continúa en la búsqueda de aliados para conseguir, en el momento preciso, la candidatura para la gubernatura del Estado.
La lucha por esta posición será de gran escala, sabiendo de antemano que los principales actores de la cuarta transformación están con la secretaria de energía del gobierno federal, Rocío Nahle. La ventaja para ambos y de alguna manera también el gran problema, es que a los dos no los conoce nadie, ni siquiera el grueso de los militantes de su partido.
Por eso será interesante este proceso selectivo de morena, porque los que animan y apoyan a la zacatecana, no han hecho más que esto, es decir, su operación política no llega a ser lo suficiente como para tener la confianza de que lograrán su objetivo. Por eso Gutiérrez Luna, se está dirigiendo a todos los sectores de la sociedad en Veracruz, sean de morena o no, porque sabe que de esta manera podrían alcanzarle los números para poder aspirar. Los que apoyan a Nahle, no lo hacen y quieren, solamente, que los morenos, sean la base necesaria para completar el requisito indispensable, aunque no tengan el consenso mayor de los veracruzanos.
Nahle, por ahora, tendría a miles de militantes de su partido a su favor. Sergio Gutiérrez Luna, también los tendría, pero aprovecha su tiempo para ampliar su cobertura con personas que por ahora están fuera de la vida interna de morena.
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AHUED, A LO SUYO.
MIENTRAS LA DISCORDIA política se reparte entre dos bandos, al alcalde de Xalapa, le preocupa que su pueblo, al que gobierna por ahora, no tenga problemas de salud, ni tampoco los tome por sorpresa los frentes fríos que faltan por pasar o que la sabia naturaleza, se le antoje en este tiempo, generar otros problemas que afecten la tranquilidad de los gobernados, o bien que éstos gocen de seguridad en su bienes y en sus personas con los programas de seguridad que se implementan para darle mayor garantía a los xalapeños.
Esta, quizá, será la mejor forma de hacer fama y de tener mayor confianza popular, si es que las cosas le aseguran una posibilidad de poder participar, también, en el proceso electoral de la sucesión gubernamental. Hay que tener en cuenta que será el presidente de la república, quien tenga que decidir sobre este asunto y es ahí donde el alcalde de la ciudad capital del Estado de Veracruz, tiene la ventaja sobre otros más que aspiran a convertirse en elegidos para la candidatura de morena.
Hace bien el presidente municipal de Xalapa, de no desesperarse ni meterse entre las patas de los caballos, pues su preocupación, se insiste, tiene ahora otros objetivos, es decir, la debida protección de quienes le confiaron el gobierno municipal.
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