Es casi seguro que a alguien de adentro le ganó el enojo y mandó a vandalizar los espectaculares que profusamente están colocados a lo largo de la geografía estatal. Flaco favor le hicieron a su jefe y a su proyecto quienes ordenaron los destrozos en estructuras que son de propiedad privada y que seguramente merecerán una denuncia penal de parte de sus dueños contra QQR (Quien Resulte Responsable, muy cercano lingüísticamente a la sigla YSQ, Ya Saben Quién).
El encaboronamiento es pésimo consejero y hace que quien se deja llevar por él cometa las más absurdas imbecilidades.
En el caso que nos ocupa, esta acción punitiva contra anuncios propiedad de particulares ofrece la sospecha de que fue originada en las redes del poder, porque el Gobierno es el que más tiene los elementos y las posibilidades de realizar una acción que se advierte orquestada y hecha con recursos suficientes.
Y si vemos que los funcionarios del nahlismo-cuitlahuismo han mostrado una ira descomunal contra el aún diputado-presidente, la línea de investigación para hallar los culpables pasa necesariamente por las oficinas gubernamentales de la calle de Enríquez.
Resultan reveladoras, por ejemplo, las fuertes y groseras declaraciones de la semana pasada dichas públicamente por el Secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, quien calificó a Gutiérrez Luna de “mequetrefe” e “imbécil”. Un mensaje de ese calibre hace pensar necesariamente a especialistas en sicología y siquiatría que de las palabras se puede pasar fácilmente a los hechos.
El problema que no han advertido los iracundos de la Cuatroté jarocha es que con esas actitudes lo único que están logrando es victimizar a su enemigo odiado y. mucho más importante aún, acercarlo en el ánimo del Patriarca.
No cabe duda que quien se enoja… pierde.
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