Pero la duda ahí quedará si AMLO lo perdona.
Y es que el daño al campo es irreversible. Es decir, al parecer podrá haber culpables en la cárcel, podrá quizá recuperarse el dinero robado, pero lo que no se podrá remediar jamás es el daño ocasionado al campo mexicano, a los productores del campo y a uno de los objetivos torales del Gobierno de la Cuarta Transformación, ya que por el tiempo perdido será imposible que se pueda cumplir con los propósitos de transformar el campo mexicano y sobre todo de lograr la prometida autosuficiencia alimentaria .
Mucho de la inflación que hoy preocupa y lacera los bolsillos de los mexicanos tiene su origen ahí, en lo que no se ha logrado hacer por el sector productivo primario, pues la falta de oferta es en primera instancia lo que propicia e impacta el incremento generalizado en el nivel de precios.
Es decir, si al final del sexenio se habla de fracasos, apunte éste, el del campo mexicano estancado y saqueado por la pandilla de Ovalle.
El tema no es menor, pues de qué manera fehaciente y creíble podrán AMLO y la 4T contener y contrarrestar el discurso político de la oposición con el que intentará quitarles el poder.
En las elecciones del 2024 el gran fracaso en la transformación del campo y la inflación serán los candentes misiles que utilizará la oposición y los poderes fácticos para tratar de frenar el avance de MORENA y detener la consolidación de la 4T, como en su momento lo fue para AMLO y MORENA el tema del combate frontal a la corrupción.
¿Llevará AMLO a la cárcel a Ignacio Ovalle, así como a sus principales colaboradores René Gavira, Bernardo Fernández y a Manuel Lozano? Pues estos fueron los artífices del diseño de este organismo con el que AMLO esperaba sanear la corrupción y el coyotaje que existía en el campo al tiempo de hacer justicia los productores con precios justos y que al final solo sirvió para ejercer desde la impunidad, la práctica intensiva de la corrupción y el saqueo de los recursos públicos.
Por ello, la pregunta es: ¿Le alcanzará el tiempo para remediar el problema, meter a la cárcel a quien se deba meter y ajustar el esquema en AGROASEMEX para que cumpla con su función en tan solo dos años y medio?
Creemos que no. Pues como se apuntó, el daño ya está hecho y es irremediable para el país y el campo mexicano, repleto de líderes campesinos sedientos de venganza por haber perdido sus privilegios.
Solo una investigación pulcra, a fondo y transparente, podrá medio salvar la imagen pública de la 4T, de Ignacio Ovalle y del mismo presidente Andrés Manuel López Obrador.
SEGALMEX fue diseñada para robar, como aquí en Política al Día se advirtió a tiempo -aún antes de que el actual gobierno iniciara formalmente sus funciones- y hoy está más que comprobado, que no era sano tanta concentración de poder en SEGALMEX, y menos poner ese poder estratosférico en manos de Ignacio Ovalle, un político bueno pero pasado de años e incapacitado para darse cuenta de las nuevas formas de robo electrónico y menos para manejar al monstruo de mil cabezas en el que se practicaría el robo a la alta escuela. Aunque, a decir verdad, una escuela moderna y sofisticada que igual hubiera sido casi imposible controlar por un solo ser humano, aunque este fuera el más honesto del planeta.
Las auditorías y el seguimiento ministerial y financiero han arrojado que René Gavira, Bernardo Fernández y Manuel Lozano le tendieron la cama a Ignacio Ovalle desde el diseño mismo de SEGALMEX, lo que les permitió operar y robar a sus anchas, definir las asignaciones, adquisiciones y contratos multimillonarios sin tener que informar a los consejos de administración ni a los responsables jurídicos de cada una de las instancias.
Así, SEGALMEX falló, la nueva CONASUPO enmorenada volvió a fallar y hoy Ignacio Ovalle y sus cómplices y quien confió en ellos, se encuentran bajo la lupa de quienes votaron por un gobierno que no robara, que no mintiera y que no los traicionara.
El daño, lamentablemente, ya está hecho.
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