Bueno, en España 1982 ni siquiera asistimos al Mundial, porque fue El Salvador como representante de la Concacaf. Tampoco estuvimos en Italia 1990 por la suspensión de los cachirulos de la selección sub-20.
Sí, no hemos jugado un quinto partido fuera de nuestro país, pero cómo nos hemos regodeado en la esperanza fallida de tantos cuartos partidos perdidos al son tan tocado de “Jugamos como nunca y perdimos como siempre”.
En el Mundial de 1986, México pasó a octavos y le ganó a Bulgaria el único cuarto partido que no hemos perdido, pero Alemania se impuso por penales en el quinto.
En 1994 en Estados Unidos pasamos empatados a cuatro puntos con Italia, Irlanda y Noruega, y jugamos la siguiente ronda, otra vez contra Bulgaria. El partido terminó empatado a 1, ¡y perdimos nuevamente en penales!
En el Mundial de 1998, en Francia, nos tocó nuevamente la fatídica Alemania y pedimos 2-1 ese cuarto juego.
Me voy a ir más de corrido en adelante, porque se me está acabando el espacio.
En la Copa de 2002, que se realizó en Corea y Japón, perdimos lastimosamente en octavos contra Estados Unidos, nuestro rival histórico de la región, al que siempre habíamos humillado.
En 2006 en Alemania perdimos 2-1 contra la Argentina que debutó a un jovencito llamado Lionel Messi.
En 2010, otra vez los argentinos fueron nuestros verdugos, 3-1, con Maradona como técnico.
En 2014 mordimos el polvo 2-1 contra Países Bajos, ¡y no fue penal!
En 2018, en Rusia, nos ganó Brasil 2-0.
Buen, y la cosa muy mala: con los datos arriba anotados, lo que nos puede suceder muy malo, es que México le gane con soltura a Sarabia Saudita y volvamos a entrar al infierno de la esperanza fallida de que por fin ganaremos un cuarto juego fuera de nuestro país.
Y eso no sucederá.
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