Cuando el ambiente social de los pueblos se pone más espeso y oscuro que de costumbre y cuando se tambalean las esperanzas de salir adelante o se esfuman las ideas, la vista se nubla y pareciera que nada hay por hacer. Sin embargo, en esos momentos oscuros es cuando valorando lo que se tiene se encuentra la mejor fórmula de hacer que el sol salga de nuevo. 

Ciertamente la violencia y la inseguridad son el eje de principal preocupación en el país, pero se debe saber que no es todo. En la adversidad nacen nuevos valores que se deben destacar… y para muestra, algunos botones. 

En lo político, veracruzanos como el periodista sureño José Luis Ortega Vidal, que de su pluma, tinta y papel, recién publicó el libro “Democracia violenta”, mismo que evade alarmantes hechos amarillos de la violencia y se adentra en las causas sociopolíticas, antropológicas y económicas de una democracia mexicana sostenida con la violencia y la lucha por el poder desde lo microregional hasta lo nacional. 

Un libro que vale la pena leer, sobre todo por quienes no se explican el porqué de los sangrientos hechos actuales. 

“Democracia violenta” es todo, menos un apéndice de aquella vieja revista semanal "Alarma", ni mucho menos un espacio noticioso de morbosidad política de la televisión actual. 

En las artes, Miguel Ángel Enríquez González a través de la pintura aporta e inspira ánimos nuevos a la sociedad en medio de la vorágine destructiva y de incertidumbre. 

En su libro “Construyendo… arte” recién presentado en Boca del Río, Miguel Ángel Enríquez González le da color a la vida al cantarle con su espátula a una vieja “Lancha en espera” a la que anima a salir a pescar sin miedo a las circunstancias que se puedan presntar al ir al mar por el pulpo, el mero o los robalos: “Aún sueño en volar. Con mi lancha navegar, y dejar de esperar. Sin temor a naufragar”. 

“Construyendo… arte” erige también nuevos ánimos para levantar la cabeza por encima de la violencia y la inseguridad y abre las pesadas cortinas de negras nubes para dejar ver la claridad de un futuro factible aún de construir. 

Vale la pena adquirir el libro y tratar de hacerse de alguna de sus 214 pinturas del autor MAENGO.   

En el deporte, cientos de niños han dejado de lado la tablet y los celulares e invierten su tiempo y energías en la práctica de los deportes como el basquetbol. 

Recientemente niños y niñas veracruzanas acudieron a la ciudad de Mérida, Yucatán, al campeonato Nacional del Festival Minibasket MX de ADEMEBA y en la categoría 2011-2012 (11 y 10 años) en ambas ramas (varonil y femenil) y ocuparon la mayoría de los lugares de honor en el medallero. 

Antes, en Acapulco, Guerrero, en la misma organización nacional de esta rama deportiva pero en niños de 12 años, se presentaron dos equipos de niños veracruzanos, uno del Puerto de Veracruz y otro de Orizaba, e igual, quienes se ubicaron en el top-ten de un total de 60 equipos de todo el país que llegaron a esa fase habiendo dejado en el camino a cientos de equipos más. 

Un semillero de niñas y niños que enfilan sus vidas hacia nuevos horizontes y con mentalidad diferente. 

Es decir, sí hay quienes hoy se preocupan por aportar, entusiasmar y decir que no todo está perdido y hay mucho aún por lo que luchar en Veracruz, tanto en la política como las artes y el deporte. 

Y estoy absolutamente seguro que Usted, lector lectora querida, conoce a otros casos de valía en Veracruz. Personas que aportan, entusiasman y que dicen que no todo está perdido. 

Se vienen tiempos de guardar y de meditar en lo que queda atrás, pero también de pensar y soñar con lo que viene delante. 

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