Sin embargo, en esa ocasión esa oposición real no pudo hacer lo que hizo con Cuauhtémoc Cárdenas, quien después de perder la presidencia por fraude manifiesto, se fue a su casa. AMLO no, AMLO persistió una y otra vez hasta que por fin con el apoyo inocultable del pueblo logró llegar a la presidencia.
No obstante, esa lucha de la oposición real no se ha dado por vencida, ha sido constante, atroz y persistente, utilizando proclamas catastrofistas, como aquella de que AMLO era un peligro para México y que si llegaba al poder el peso llegaría de inmediato a 30 pesos por dólar, las exportaciones se caerían y habría el peor caos de la historia en materia de empleos y la actividad económica en el país.
Los opositores reales, han buscado por todos los medios lícitos e ilícitos de mostrar su rechazo al presidente, han ido y regresado de una oposición declarativa en el Congreso de la Unión hasta la manifestación presencial y viceversa según las circunstancias.
A la oposición política real, incluso, se le ha visto desesperada cuando los partidos políticos afines a pesar de agruparse, aliarse y coaligarse, para frenar las iniciativas del presidente, no han prosperado como quisieran y siguen perdiendo espacios de utilidad y beneficios económicos y políticos.
En esta ocasión la oposición política real al parecer se cansó de esa ineficacia de los partidos políticos, y buscó nuevas rutas e hizo a un lado a los partidos políticos afines para lanzarse en busca del pueblo con el fin de darle fuerza a su causa y abatir de una vez por todas la elevada popularidad del presidente.
Es decir, la lucha de fuerzas está llegando a tope, casi justo al momento en que los mexicanos deban tomar la próxima decisión sexenal.
La marcha en defensa del INE es solo el motivo, muy sensible y popular por cierto y que podría considerarse como la máxima expresión que la oposición real utilice para hacerle mella a la popularidad del presidente rumbo al 2024.
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