El famoso anarquista, socialista, del siglo XIX, Joseph Proudon fue quien pronunció la frase “la propiedad es un robo”, que siguen muchos anarquistas mientras no tienen nada.
Sin el reconocimiento y respeto al derecho de propiedad no hay progreso, viviríamos como en tiempo de las cavernas.
Mediante el intercambio voluntario, que acepta tácitamente la propiedad, se reduce la violencia, como un medio para tomar lo que no es mío. Surgen enfrentamientos para determinar pacíficamente que es de cada uno. De ahí se generaliza el concepto de justicia de Ulpiano.
Dominicio Ulpiano (170-228), uno de los más grandes jurisconsultos de Roma, define la justicia como “constants et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi”: La justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo.
Difícil la decisión a que se enfrentan los jueces, ante dos personas que reclaman la propiedad de un bien o un derecho. El juez tiene que decidir a quién le corresponde, quien es el propietario.
Sin reconocimiento del derecho de propiedad no hay justicia, pues la justicia implica identificar y reconocer al dueño, al propietario del bien que se litiga.
Justicia y propiedad van de la mano: sin propiedad reconocida y respetada, no hay justicia, y sin justicia no hay paz social ni progreso.
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