En realidad, el gas natural es un poco menos peligroso que el gas LP (licuado de petróleo) porque es más ligero que el aire y en caso de una fuga se dispersa con relativa rapidez en áreas abiertas. El gas LP es más pesado, y por eso se queda asentado en el piso de las casas, como una masa sumamente volátil.
Pero GNN desperdició nuevamente la oportunidad de invertirle algo para convencer a la clientela probable de Boca del Río de las ventajas de su producto, y la gente se levantó en contra de las obras de introducción de ductos.
La empresa gasera quiso aprovechar que se estaba asfaltando la avenida y empezó a hacer los canales para colocar su tubería de hasta seis pulgadas de diámetro, por la que circularía el gas que es combustible y que contiene metano, un gas venenoso.
Por esta vez le falló a la autoridad municipal de Boca del Río, que tan bien ha venido haciendo las cosas, pues fue omisa en consultar con los vecinos y en informar sobre la obra que había autorizado, como se quejó más de 90 por ciento de los encuestados.
En contra de la introducción del gas natural se han organizado también los vecinos de los fraccionamientos Virginia, Nueva Era y Revolución, y aseguran que no permitirán de ningún modo que se pongan en riesgo sus vidas, sus casas y sus negocios.
Los quejosos critican que no se han hecho públicas las afectaciones que pudiera tener dicho proyecto para la población y que tampoco saben si la empresa hizo estudios de factibilidad de suelo o estableció el mapa de riesgo de esa zona.
Tal parece que la introducción de gas natural en Boca del Río sufrirá la misma serte que el proyecto de Xalapa, que fue detenido sin remedio por la presión popular, y más ante la proximidad del proceso electoral que culminará en junio de 2024.
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