De pronto dos personas se presentan en una céntrica cafetería de Xalapa y dialogan con los reporteros que se suelen pasear por ahí para “pescar” las notas del día.
Dicen ser representantes de las comunidades afromexicanas asentadas en Veracruz (“afrojarochos”, los bautizaron) y aseguraron (sin documento alguno, sin referencia sobre la forma en que pudieran haber conseguido esos datos) que Éric Cisneros Burgos (quien ha utilizado un supuesto origen africano como bandera política) fue el ganador de la encuesta para definir a quien sería el candidato de Morena al gobierno de Veracruz el próximo año.
“No hay duda de los números, ya que la diferencia entre el primero y el segundo lugar es al dos por uno, esto es: más de 30 puntos para el puntero Éric Cisneros Burgos y menos de 20 para su más cercana competidora (que, es de suponer, sería Rocío Nahle)”, afirmó Luis Antonio Rodríguez Pulido, quien se presentó como “uno de los representantes de las 12 microrregiones bioculturales afromexicanas de Veracruz”.
Es una estrategia recurrente -y muy burda- de quien fuera secretario de Gobierno en la actual administración. Así como tapizó el estado con su fotografía y su nombre, en anuncios espectaculares y bardas pintadas, para después alegar que “no fue él, sino la gente”, así ahora envía a sus personeros (ciudadanos que encabezan organizaciones que él impulsó y patrocinó) para que salgan a “exigirle” a Morena que ya se deje de cuentos y declare el triunfo contundente del “único aspirante afromexicano” en Veracruz.
Manuel Huerta, otro de los encuestados, lo describió a la perfección:
“Lo que he planteado es que aceleren (la entrega de resultados) porque hay mucho ‘acelerado’, pero no para resolver los problemas. Miren hay uno que hasta ayer parecía rey de carnaval, sacando encuestas debajo de la manga, de dudosa procedencia”.
Manuel Huerta no dice conocer los resultados, pero se manifiesta confiado de que habrá de ganar la encuesta. Le preocupa, dijo, que al retrasar la entrega de resultados y variar el acuerdo de que ahora los estados puedan definir la candidatura un día antes de que inicien las precampañas, eso abra la posibilidad -o el riesgo- de que, en Veracruz, por ser la penúltima entidad en la que se va a definir candidato, se dé la imposición de una mujer.
En realidad, Éric Cisneros y Manuel Huerta son los únicos aspirantes que se declaran convencidos de que habrán de vencer en ese proceso interno a la favorita del presidente López Obrador, la exsecretaria de Energía Rocío Nahle, quien cuenta como su más poderosa estrategia la bendición presidencial y todo el aparato del gobierno estatal, que hoy por hoy le obedece a ella, y no a Cuitláhuac García. Los demás ya admitieron que su inscripción fue una pantomima, pues desde el principio se habían declarado “nahlistas”.
Como ya se había advertido ayer, el proceso interno de Morena no está saliendo tan cordial como pretendían sus dirigentes.
No siempre es suficiente con repartir “huesos”.
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Epílogo.
Este lunes, en sesión extraordinaria, el pleno de Congreso del Estado aprobó los informes individuales y el informe general de revisión de las Cuentas Públicas de los entes fiscalizables, correspondiente al ejercicio 2022, en el que se detectó un probable daño patrimonial por mil 546 millones de pesos. *** Cuitláhuac García es otro de los que se llenan la boca criticando “la vieja democracia”, sin tomar en cuenta que fue esa la que le permitió llegar al poder. Él, como su jefe el de Palacio Nacional y muchos otros de los cobijados en Morena, quiere imponer una democracia a modo, en la que ellos puedan imponer a sus candidatos, sin importar que para ello violen todos los ordenamientos jurídicos. *** Cuitláhuac García asegura que todos los miembros de su gabinete respetarán y se apegarán a la ley y a las observaciones que hagan el INE y el OPLE, cuando apenas hace un par de semanas admitió que algunos de los funcionarios estatales “se excedieron” al lanzar porras a favor de Rocío Nahle en un evento sobre energía que “casualmente” tuvo lugar en Veracruz. Cada vez son más burdos.
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