¿Qué pensará Claudia Sheinbaum Pardo? ¡Averígüelo, Vargas!
Hasta ahora, el honorable pueblo mexicano, el conjunto de las ciudadanas y los ciudadanos de este país, no ha tenido ni una oportunidad mínima de asomarse a los productos de la mente, a las ideas propias, de la próxima mandataria nacional.
El sentir personal de la doctora en ingeniería en energía es el secreto mejor guardado del país. Nadie lo conoce, nadie lo imagina siquiera porque nunca se ha manifestado. Siempre ha estado embozado por la repetición de las opiniones del jefe máximo del morenato, que es a quien sobre todo se ha ocultado.
Muchos piensan que el 1º de octubre, cuando le impongan la banda tricolor, se revelará finalmente la verdadera personalidad de la por hoy Presidenta Electa. Otros, más conservadores… -perdón, más mesurados-, opinan que la transformación de Claudia en Doña Claudia llevara algún tiempo, tal vez hasta los dos años que le tomó al presidente Lázaro Cárdenas quitarse de encima la influencia abrumadora de Plutarco Elías Calles.
El poder transforma, y un poder tan concentrado como el que tendrá la doctora Sheinbaum, puede transformarla mucho.
O tal vez se mantenga, ay, como la dócil seguidora del que ella califica como el “mejor Presidente de la historia de México”.
Ya veremos.
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