El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, es muy transparente. Sus gestos, sus palabras, muestran con nitidez su estado de ánimo.
Todo parece indicar que no le fue tan bien en la más reciente visita (la última con la investidura presidencial) de López Obrador. Sus primeras declaraciones de la semana fueron para lanzar una amenaza directa al alcalde de Tatahuicapan, Eusebio González Hernández.
El gobernador le advirtió que, en caso de persistir el cierre de las válvulas de la presa Yuribia, él podría ser desaforado y destituido de su cargo. Una amenaza que, por cierto, se da justo en la víspera de que concluya el mandato del gobernador, y de que el Congreso local se renueve, por lo que suena bastante endeble.
El bloqueo de los accesos al municipio de Tatahuicapan tiene una explicación lógica: la decisión de cerrar las válvulas de la presa Yuribia (que dota de agua a los municipios de Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque) obedece al incumplimiento de compromisos, por parte del ayuntamiento de Coatzacoalcos.
El conflicto no es nuevo y el alcalde sabe que cuando las autoridades estatales pierden la capacidad de diálogo, recurren a la fuerza, por lo que decidió tomar medidas precautorias. Con los caminos bloqueados sería más complicado para los elementos de Seguridad Pública organizar un operativo de desalojo.
Fue, precisamente eso: la demostración de que los pobladores de Tatahuicapan están organizados, lo que obligó al gobernador a lanzar una amenaza, algo así como: “si tú me echas encima a la gente, yo voy contra ti”.
Cuitláhuac García hizo un recuento de los delitos en los que incurriría el alcalde (asumiendo que es él quien mueve a la gente y quien dispone las acciones a seguir) en caso de persistir en sus actos de presión. En esencia, le fincarían responsabilidades penales por el bloqueo de vías de comunicación y por el cierre de la presa.
Hábil en estos temas, el alcalde Eusebio González aclaró este mismo lunes que otras actividades que pretendían suspender (escuelas, transporte público y servicios municipales) están funcionando de manera normal, con lo que -se percibe- está tratando de no estirar tanto la cuerda y evitar que ésta se rompa.
El propio senador de Morena, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, dijo no estar de acuerdo con el uso de la fuerza pública para abrir la válvula de la presa Yuribia, pues advirtió que en este tipo de diferendos “debe prevalecer el diálogo”.
“No estoy a favor del uso de la fuerza pública, ni en este, ni en ningún otro caso; hay que agotar el diálogo y la instancia y con toda la voluntad de encontrar caminos. Hay que dar solución a los problemas, pero nunca el uso de la fuerza para resolver un problema”.
Se puede percibir en su rostro, en su mirada: Cuitláhuac García está perdiendo el control y eso resulta peligroso si se trata de una persona con poder.
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Epílogo.
El rector de la Universidad Veracruzana (UV), Martín Aguilar Sánchez, presentó su tercer informe anual de labores, ante el Consejo General Universitario. La pregunta de los ahí presentes fue la misma: ¿cuándo aceptará el gobierno estatal asignarle a esa casa de estudios el presupuesto que le corresponde conforme a la Constitución de Veracruz? *** Hasta ahora todos son buenos deseos: “ojalá la próxima gobernadora atienda ese tema”.
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