La noche del domingo, un operador de un tráiler que jalaba una tolva cargada de arena sílica se topó con un retén en la carretera federal 145, en el tramo de Sayula a Ciudad Alemán. No distinguió las señales de la presencia de fuerzas policiacas o del Ejército y decidió no detenerse.
En realidad, se trataba de un grupo delictivo que pretendía que se detuviera para que pagara “la cuota”. Al ver que el tráiler no detenía su marcha, los delincuentes iniciaron la persecución y poco más adelante le lanzaron bombas molotov.
La unidad materialista había salido de una arenera ubicada en La Cerquilla, comunidad del municipio de San Juan Evangelista.
La persecución de los delincuentes al tráiler acabó en el parador Diamante, en Cruz del Milagro, donde fue alcanzado. Fue ahí donde los delincuentes arrojaron bombas molotov al vehículo, lo que provocó que la cabina se incendiara.
Apenas una semana antes dos vehículos resultaron dañados en un ataque similar tras haber salido de la empresa Sílice del Istmo. Todos saben que los ataques están relacionados con el cobro de cuota de un grupo criminal para extorsionar a las empresas de la zona.
Estos sucesos pintan con claridad lo que sucede en Veracruz. Escondidas tras los escándalos de violencia que se viven todos los días en entidades como Sinaloa, Guerrero o Michoacán, las autoridades de Veracruz (en especial el gobernador Cuitláhuac García) repiten hasta la saciedad una mentira que cada día es menos creíble: que ha bajado la incidencia de delitos de alto impacto.
No es así.
Los ataques de extorsionadores en el sur de la entidad coinciden con otros actos criminales ocurridos en el extenso y complicado territorio veracruzano. Tan solo este domingo, en la autopista de Acultzingo, un sacerdote y cuatro jóvenes fueron asaltados, les “dieron un paseo” y al final los abandonaron en la orilla de la carretera. Les robaron la camioneta en la que viajaban y todo lo que portaban de valor.
Coinciden, además, con un amplio y bien documentado reportaje que publicó este lunes el periódico “Milenio” de circulación nacional y que intituló: “Grupo Sombra, el cártel que creció con Cuitláhuac García”.
El trabajo periodístico habla del crecimiento casi paralelo de la figura del actual gobernador con la presencia de un grupo criminal que sentó sus reales en Poza Rica y los municipios circunvecinos.
Se trata -explican ahí- de una de las escisiones del original Cártel del Golfo y su estrategia para consolidarse en aquella zona, fue pasar como “los buenos”, los que velarían por la seguridad de los pobladores.
“Dicen ser buenos samaritanos con pinta de asesinos que actúan bajo tres principios: Limpiar a Veracruz de Los Zetas y del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG); barrer con los delitos del fuero común —como secuestro y violaciones— a cambio de impunidad para cometer delitos federales, y hacer las obras sociales que el gobierno no quiere hacer”, explican en el reportaje y advierten sobre los vínculos de esa organización criminal con el gobierno del estado.
“Para 2019, los actos de caridad son cada vez menos frecuentes y la barbarie más común. Un asesinato reivindicado por Grupo Sombra llama la atención de la prensa: por el mensaje junto al cuerpo, parece ser que los asesinos reconocen que hay un acuerdo entre criminales y autoridades para entregarles el norte de Veracruz”, se apunta en el reportaje.
Aunque se han extendido por buena parte del territorio veracruzano, la mayor zona de influencia del Grupo Sombra es en el norte de la entidad, desde Papantla y Poza Rica hasta la frontera con Tamaulipas. Justo en aquella zona estuvo operando, los primeros años del gobierno de Cuitláhuac García, un Fiscal especializado en combate al secuestro: David Cardeña Ortega, hoy encumbrado como secretario y “operador” de la magistrada presidente del Tribunal Superior de Justicia. Hay muy delicados señalamientos en contra de este exfiscal.
Nada es casual. Hay mucho de fondo y pronto se va a conocer.
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Epílogo.
Por la aplastante mayoría que consiguieron Morena y sus partidos aliados (PT y Verde), les corresponde la designación de la presidencia de la primera mesa directiva de la Legislatura que entrará en funciones este martes. *** Lo que se sabe hasta ahora es que los próximos legisladores locales ya recibieron su primera instrucción: votar para que Tanya Carola Viveros Cházaro, diputada por Emiliano Zapata, se haga cargo de la presidencia. *** Lo que ya está confirmado es que la coordinación de la bancada de Morena la tendrá Esteban Bautista Hernández; la del PAN, Enrique Cambranis Torres; la del Verde, Carlos Marcelo Ruiz Sánchez, y la del PT, Ramón Díaz Ávila. *** Las otras fuerzas políticas (MC y PRI) no alcanzan el número mínimo (tres) de diputados para conformar grupo legislativo. *** Una forma de convertirse en un grupo legislativo sería sumando a sus legisladores y asumiéndose como “grupo mixto”, aunque ya el dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, Luis Carbonell, adelantó que eso no va a suceder. *** La otra es que algún diputado de otro grupo político acepte sumarse a ellos para completar el número necesario, lo que de verdad se ve muy difícil. *** Pero esto es política “a la mexicana” y todo puede suceder.
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