Primero debo admitir que soy de los convencidos de que las casas encuestadoras en México perdieron buena parte de su prestigio.
Como en su momento lo señaló el analista Raymundo Riva Palacio, esas empresas, además de realizar su tarea original (la investigación de los electorados, el diseño de las estrategias, de los mensajes, y para medir los resultados del trabajo) también son utilizadas para impulsar sus narrativas en la arena pública, para así estimular, inducir o inhibir a los votantes, “además de conseguir recursos por debajo de la mesa”.
El analista advierte que las encuestas en campañas (electorales) las contratan los equipos de quienes aspiran a un cargo, políticos a manera individual, empresarios para ver dónde colocar su dinero y medios de comunicación, porque les gana impacto y audiencias, trascendencia, influencia y, finalmente, poder.
Y, en efecto, las encuestas se manejan en dos niveles.
“Una es la que se realiza con fines estratégicos y se mantiene reservada, fundamental para la toma de decisiones. La otra, es cuando se contrata con fines de difusión pública. En el primer caso, las encuestas son químicamente puras, en el sentido de la aplicación de las metodologías de las casas demoscópicas. En el segundo, la pureza puede tener sus ‘asegunes’. Por ejemplo, que es un caso real mexicano, cuando para definir una candidatura el partido entregó la muestra a quienes harían el ejercicio sobre dónde quería que encuestaran, manipulando a priori el resultado de la medición”.
Basado en esos criterios, debo admitir que en principio le di poco crédito al trabajo de la empresa “Demoscopía Digital”, que hizo una medición apenas en el mes de octubre sobre la “aprobación” de los gobernadores de los estados.
Sin embargo, las coincidencias de sus resultados con la propia percepción que yo mismo he podido obtener de los veracruzanos, me mueve a detallarla.
Demoscopía Digital coloca al gobernador veracruzano Cuitláhuac García, como uno de los peor calificados (sólo arriba de Esteban Villegas, de Durango). Cuando el gobernador mejor calificado (Marina del Pilar, de Baja California) muestra un 69.7 por ciento de aprobación, el mandatario veracruzano apenas alcanzó, en octubre un 22.7%.
Los antecedentes de esa medición son, en realidad, muy recientes. La casa encuestadora señala que un mes antes (septiembre) la aceptación de Cuitláhuac García era del 27.5%, mientras que, en agosto, alcanzaba cifras del 32.1 por ciento.
Sin embargo, si nos ubicamos mucho más atrás, al inicio de su administración (diciembre del 2018) la misma casa encuestadora ubicaba a Cuitláhuac García como el segundo mejor calificado (46.7%). Diez meses después, en octubre del 2019, había subido dos puntos y se colocaba como el de mayor aprobación.
Para enero del 2021 su imagen ya no era la misma: andaba por el 31 por ciento de aprobación y había bajado al tercer lugar. Para noviembre de ese mismo año su calificación era del 37 por ciento y ya estaba colocado “a media tabla” entre los gobernadores del país.
En septiembre del 2022 subió sus números a 40 por ciento, pero seguía fluctuando entre las posiciones 17 y 20 a nivel nacional. Para diciembre del 2023, en plena efervescencia electoral, su aprobación había bajado a 38 puntos y ya se codeaba con los mandatarios de peor calificación.
A partir de ahí su declive fue permanente, hasta llegar a los 27.5 puntos en octubre de este año.
Es la crónica perfecta del desencanto popular. Cuitláhuac García pasó de ser “el gobernador más honesto que ha tenido Veracruz” (palabras de su jefe López Obrador), a ser “honesto pero ineficaz” y termina siendo calificado como “un gobernador inepto y corrupto”.
A pesar de ello, su lealtad canina y la fortaleza del movimiento al que se sumó desde hace muchos años, le tienen reservado un premio de consolación. No a la altura de lo que sus “asesores” aseguraron que se merecía, pero puede estar tranquilo, que ni Claudia, ni Rocío, lo meterán a la cárcel… a menos que sea necesario.
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Epílogo.
El Proyecto Inocencia Veracruz, que tiene como objetivo respaldar jurídicamente y conseguir la libertad para miles de ciudadanos que se encuentran en prisión a pesar de ser inocentes, ha ido tomando fuerza y especialistas del derecho a muy alto nivel han levantado la mano para sumarse a esta iniciativa. *** Apenas el pasado fin de semana el abogado Tomás Mundo Arriasa, principal promotor del Proyecto Inocencia sostuvo una reunión con la ministra Loretta Ortiz Ahlf, quien le brindó su respaldo. *** “Al concluir mi visita a Veracruz, tuve la oportunidad de reunirme con Tomás Mundo, fundador de Proyecto Inocencia. Su incansable labor en la defensa de personas inocentes y su firme lucha por el debido proceso son una verdadera inspiración. ¡México necesita más personas como él! Es un privilegio coincidir con quienes dedican su vida a la justicia y a construir un país más justo”, escribió la jurista en sus redes sociales. ¡Bien!
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