Y Manuel Huerta se tuvo que tragar sus palabras. Hoy ya sabe el costo que tiene ascender en la pirámide de la cuarta transformación.
El senador veracruzano, exdirigente de Morena, delegado del Bienestar durante la administración de su amigo Andrés (así lo llama él); el ganador de la encuesta por la candidatura al gobierno estatal (que tuvo que ceder “por razones de género”), ya entendió que de poco -o de nada- sirven las razones, cuando se tiene que acatar una instrucción.
Manuel Huerta había sido muy claro: es partidario de la renovación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y planteó en comisiones, al revisar las propuestas para presidir ese órgano, que se optara por alguien distinto a su actual titular.
“Necesitamos legitimar también a la nueva CNDH y obviamente a muchos de nosotros nos gustó ver que desde el Ejecutivo nuestra presidenta lanzó una iniciativa contra la reelección en todos los cargos, aun reconociendo el derecho que tiene de participar la presidenta de la Comisión”, dijo.
Y remató con una sentencia irrefutable: “No puedo dejar de expresar mis puntos de vista porque es mi derecho, es mi responsabilidad. Yo no recibo línea de nadie más que del pueblo”.
Muy pronto el coordinador de los senadores de Morena, Adán Augusto López, lo devolvió a la realidad.
La madrugada de este miércoles, Morena, con sus aliados del PT y el Verde, tiraron al cesto de la basura el proceso de elección de la presidencia de la CNDH y con 87 votos impusieron la reelección de Rosario Piedra Ibarra, a pesar de que fue la peor evaluada entre 15 aspirantes y a pesar del rechazo de la mayoría de los propios senadores afines a la autollamada cuarta transformación.
La imposición (no el acuerdo, no el consenso) de Rosario Piedra se hizo evidente cuando el Adán Augusto López se negó a que fuera utilizada utilizar una mampara, con el fin de que los senadores pudieran ejercer su voto en secreto.
La votación se realiza mediante boletas que no llevan el nombre de quien las deposita, de manera que, aunque los senadores de Morena se comprometieran a acatar la “línea” de su coordinador, al momento de depositar su voto podrían hacerlo en otro sentido, sin quedar exhibidos.
Fue por ello por lo que Adán Augusto López Hernández los conminó, no sólo a votar por Rosario Piedra Ibarra, sino a mostrar la boleta a todos los presentes, antes de depositarla en la urna.
Y Manuel Huerta, el mismo que dijo que a él sólo le da línea “el pueblo”, tuvo que comerse sus palabras, doblar la cerviz, escribir en la boleta el nombre de Rosario Piedra y exhibir la traición (a sí mismo, a sus convicciones) frente a todos los presentes en el salón de plenos de la Cámara Alta.
Es el mismo representante de Morena que durante la campaña se la pasó lanzando dardos contra la familia Yunes (la de El Estero) y ahora convive fraternalmente con “su compañero”, el primogénito.
Hay quienes le atribuyen la frase al expresidente (priista, por cierto) Adolfo Ruiz Cortines. También es cierto que la misma expresión esta incluida en el “Manual del Perfecto Político”, de Carlos Fuentes. Pocas veces las circunstancias se adaptan con tal perfección: “La política es el arte de tragar sapos sin hacer gestos”.
¡Y vaya que fue el sapo que se tuvo que tragar el legislador de Morena!
En las primeras horas de este miércoles sonó el teléfono en casa de La Chingada… “Misión cumplida, señor presidente”.
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Epílogo.
La tormenta parece haber pasado. Esteban Bautista alcanzó acuerdos que se traducirán en resoluciones que habrá de votar el Pleno de la Legislatura local este jueves. *** Esta “minicrisis” le sirvió al presidente de la Jucopo para saber con quién está tratando, con quienes cuenta sin condiciones y quiénes se dedicarán los próximos tres años a ponerle piedras en el camino. *** Tiene la experiencia y tiene el respaldo de su jefa política. Su compromiso es fortalecer el diálogo, construir consensos e impulsar las reformas que permitan mejorar las condiciones de los veracruzanos. *** Este miércoles, en Guanajuato, la comunidad científica de México y la Academia Mexicana de Ciencias le otorgaron al doctor Cuauhtémoc Velázquez Licea un reconocimiento post mortem por su contribución a la ciencia en México. *** Quienes lo conocimos nos sentimos tan orgullosos como su familia. Un excelente académico y científico, pero un mejor ser humano.
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