Esta información ha cobrado mayor relevancia a la luz del escándalo que vibra en Puebla sobre la falsa psiquiatra Marilyn Cote, que tenía su consultorio de la especialidad en una de las torres médicas más elegantes de la ciudad y resultó que ni doctora general era, pues estudió apenas una licenciatura en Derecho en Tlaxcala.
Pero la tal Marilyn tenía apantallada a la más remisa y austera sociedad poblana y muchas personalidades de la farándula local acudían a solicitar sus servicios. Imagine usted nomás el ridículo de tanta gente popofuda.
Regreso al chisme local y recreo que la tal Yanet Gadea no aparece en el Registro Nacional de Profesionistas. Al parecer sí estudió medicina en la UV, pero no hizo la residencia ni se tituló ni obtuvo la cédula correspondiente.
Incluso, surgió la información de que la pretendida médica expedía recetas médicas y ponía un número de cédula profesional que corresponde a una licenciatura en derecho a nombre de Erika Ivonne N.
Luego luego empezaron a salir los deslindes respecto de la falsa psiquiatra. La empresa de pruebas farmacogenómicas de la Ciudad de México, Novagenic, publicó un comunicado en el que afirma que no reconocen que hayan dado algún servicio a Yanet Gadea.
Como era de esperarse, ya empezó a hacer ebullición este caso, que llaman el de la Marilyn Cote jarocha.
Lo que sigue en el aire y en la preocupación ciudadana es cómo fue posible que teniendo un sistema de salud como el de Dinamarca se le cuelen a la Cofepris tantos casos de médicos apócrifos, que dan consultas y surten recetas poniendo en peligro de salud y la vida de muchos ciudadanos.
¿Pues no que no eran como los de antes?
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