No obstante, nuestra capacidad jarocha para la comunicación, para el chisme, se vio bastante maltratada cuando nadie dijo que estaba cuando menos de siete meses y trajo en toda la gira, muy cerca de ella, a un individuo que tenía todas las fachas de ser un obstetra experimentado, sobre todo por cómo miraba el abultado vientre puesto a su profesional cuidado.
Lo de los genízaros japoneses es porque nadie se explica a quién se le ocurrió que había que ocultar un hecho tan notorio como natural, y que no podría ser tratado como una mala acción diurna cuando a lo sumo fue producto de una buena acción nocturna.
Bueno, ya parezco yo la policía japonesa: todas estas vueltas son porque la presidenta nacional de Morena, Luis María Alcalde va a tener pronto una hija, cuando mucho en unos dos meses, así que nacerá en enero y será de signo Capricornio, o Acuario si se atrasa.
No se le conoce pareja a Luisa María, porque su última relación hecha pública fue de 2005 a 2011 con el escritor Emilio Becerril, y de ahí se dedicó por entero a su ascendente carrera política al lado de Andrés Manuel López Obrador.
Como los orientales jefes de presa tratan de ocultar todo, solamente hay rumores de quién podría ser el padre de la criatura, y la mayoría de ellos señala a Zoé Robledo, el titular del IMSS, pero oficial oficial, no hay nada.
La cuestión es que los morenos tendrán el año próximo una lideresa y su lidercita, y como que no es cosa de andarlo escondiendo a lo… japonés.
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