Por eso la opinión de ahora sobre ella es dialéctica: todos quieren estar en su lugar mientras nadie quiere estar en su lugar.
Vienen sobre ella cuatro años de sueños y realidades que se agolpan una a otra. Va a tener que decidir si echa la escoba hacia atrás o la empuja hacia adelante (“Aquella que barrió abajo se llama Panchita”... hubiera dicho Joaquín Pardavé). Tendrá también que tomar decisiones fuertes en un momento, y regresar el Carnaval a su origen para que sea el más alegre aunque con todos y a tiempo, y poner orden en las calles, y hacer justo el cobro de los taxis y del otro transporte público.
…pero es Rosa María, y ella ya ha caminado de la mano de su amiga la Gobernadora; ya reporteó toda la ciudad; ha enseñado a muchas reporteras y a muchos reporteros el galano arte de informar con la verdad, sin aspavientos.
Y ahora está ahí, en La Silla Municipal, en LA SILLA MUNICIPAL. Y no digo sillón por cuestiones de género.
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