Lo indicado está en juzgar a los servidores públicos por su trabajo y no por temas personales, nada justifica persecución política o mediática alguna, pues a final de cuentas todo ser humano tiene detrás (sea político o no), una vida personal que sostener.
Cuitláhuac y su “orden” financiero
De sobra se sabe que Cuitláhuac García se dedicó a dejar que otros tomaran las decisiones, y si en algún momento hubiera decidido gobernar o tomar en serio su papel, quizá los resultados serían peores; es algo que nunca sabremos, pues lo que más hizo fue “nadar de a muertito” y bailar salsa.
Sin embargo, uno de los temas que García presumió cuantas veces pudo fue el orden financiero de su gobierno, y cada vez que se lo cuestionaban, el rostro le cambiaba, tartamudeaba (y ante su incapacidad para explicar lo que otros trabajaban), optaba por enojarse y atacar al que preguntaba.
En su último año de mandato, Cuitláhuac García presumió el Nido del Halcón, el estadio Luis “pirata” de la Fuente y el Aquarium de Veracruz, como “obras emblema” financiadas con extrema transparencia, donde no pasaría lo que según él, en otros gobiernos, ocurría.
Y ahí, en CDMX, en su oficina del Cenegas (cargo que le otorgó la presidenta como favor a AMLO), Cuitláhuac García queda una vez más exhibido y expuesto, pero ahora por el Orfis, en la revisión de la Cuenta Pública 2024.
Preguntarnos qué diría García ante los señalamientos del Orfis no tiene caso, pues el desconocimiento de lo que se hizo en su gobierno le quitaría armas para ello… además, siendo honestos: no lo entendería aunque se lo explicaran con manzanas.
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