Lo mejor de recordar estas frases es que encuentran también coincidencias en el discurso de un gobernante joven que sí parece guiarse con la congruencia entre el decir y el hacer, entre el deber ser y el ser. El pasado martes 12, por ejemplo, en el marco del Día del Abogado, el alcalde Américo Zúñiga Martínez hizo gala de una retórica de estadista que en estos tiempos también ha escaseado en la discusión pública estatal.
Al entregar reconocimientos a destacados profesionales del derecho, magistrados, notarios, litigantes y la medalla al Mérito Jurídico que muy merecidamente recibió el doctor Francisco Berlín Valenzuela, el alcalde xalapeño expresó que “con la ley no es posible hacer alquimia, pues tarde o muy temprano, se descubren los trucos y las salidas falsas”.
Sin destinatario en particular, y en estricta correspondencia con la ocasión, Américo Zúñiga Martínez emitió una definición que lo acerca al ideario de Reyes Heroles: “Gobierno y sociedad que no construyan en la realidad un verdadero Estado de Derecho sólo viven quimeras, imaginarios escenarios de estabilidad y bienestar social.”
Y es que el sabio político tuxpeño en una ocasión sentenció: “En un país democrático si las realidades cambian, cambia el Derecho; pero también, mediante el Derecho, se cambian las realidades”. Así de claro.
Por eso es grato hacer una analogía de ambos discursos que reflejan un pensamiento propio, no retador, pero sí crítico y provocador, no para alguien en lo particular sino para la reflexión personal. Porque en eso estriba gobernar bien, de cuidar lo que se dice porque para un hombre de Estado las instituciones siempre estarán por encima de quien las dirige.
En el caso del alcalde capitalino, además de ir consolidando una gestión municipal con resultados reales en materia de obra pública para Xalapa, en su estilo de gobernar, gestionar y atender ha sabido indexar también un discurso que refleja una personalidad propia y coherente con su actuar.
Con su mensaje en favor de la defensa del Estado de Derecho, Américo Zúñiga Martínez ya había dado su firma ante la sociedad. Y ahí queda, notoria y notable, la ausencia del munícipe de Xalapa, de la Capital del Estado, en el desplegado con el que supuestamente 128 alcaldes veracruzanos respaldaron al gobernador en turno.
Mientras se daba ese respaldo colectivo “solidario e incondicional” de los presidentes municipales al mandatario veracruzano –aunque algunos ediles del sur de Veracruz, tanto priistas como de partidos aliados, niegan en corto haber autorizado su firma–, el alcalde Américo Zúñiga Martínez participaba como invitado de honor en la XXXVI Sesión Extraordinaria del Consejo Político Nacional del PRI, donde Enrique Ochoa Reza rindió protesta como nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, al cual saludó y felicitó con la cercanía que les profesa una amistad, nada reciente.
“En política, la forma es fondo”, decía don Jesús Reyes Heroles, y en Xalapa, la autoridad municipal está demostrando que sabe hacer política, con categoría.
EL AVAL DE OCHOA
Por cierto, pocos saben que quien le dio el aval al nuevo líder priista Enrique Ochoa Reza para comprobar que sí cumplía con más de 10 años de militancia en el PRI fue un político mexiquense con raíces familiares en Veracruz.
Se trata de Fernando Maldonado Hernández, hijo del desaparecido ex alcalde y ex diputado federal porteño Juan Maldonado Pereda, quien actualmente es subsecretario de Afiliación y Registro Partidario de la Militancia del CEN del PRI.
En el Estado de México, Maldonado Hernández fue director de Servicios de Autotransporte durante la gubernatura de César Camacho; luego, con Arturo Montiel, ocupó las direcciones de Responsabilidades y Situación Patrimonial, y de Recaudación y Finanzas, y posteriormente con Enrique Peña Nieto, actual Presidente de la República, fue secretario del Trabajo y director del Instituto de Seguridad Social del Edomex. |