Es sencillo. Este "toma y daca" terminó, sin duda, por sepultar la ya mermada confianza que los veracruzanos podrían tener por el "saliente" y el "entrante". Ambos seguirán ampliando sus denuncias hacia el otro con la finalidad de exculparse, ante quienes en distintos momentos, votaron por ellos en las urnas.
Duarte de Ochoa y Yunes Linares no entienden que para la opinión pública veracruzana el asunto de quién es menos peor ha pasado a segundo término. Ninguno logrará cambiar la percepción que la mayoría de los ciudadanos tiene sobre ellos. La verdadera preocupación radica en el daño que este "odio jarocho" ha provocado al estado (empleo el término aunque "jarocho" funcione sólo para nombrar a los "porteños").
Mientras uno dijo que "la verdad nos hará libres", el otro contestó con "la verdad os hará presos", ¿será que Veracruz logre estar "libre" de los dos y no "apresarse" a ellos? La novela protagonizada por Duarte de Ochoa y Yunes Linares se alargará al mero estilo "Televisa", tendrá su desenlace cuando alguno termine en el manicomio, o bien, tras las rejas, como guión del conocido Juan Osorio.
Por lo pronto, Miguel Yunes fue citado a declarar, a pesar de que sus denuncias se colocaron mucho antes de que lo hiciera el Gobernador Javier Duarte. La Fiscalía deberá cuidar las formas y los tiempos lógicos para atender ambos casos, pues esta guerra no acabará, bajo ningún motivo, el 30 de noviembre próximo.
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