¿De qué han servido los avances legales e institucionales en materia de transparencia y rendición de cuentas? Claramente para que la runfla de rufianes enquistados en el gobierno de Veracruz durante doce años, encontraran invariablemente la manera de evadir cada nueva dificultad legal, para salirse con la suya.
Ningún veracruzano o veracruzana con un mínimo de conciencia y sentido de pertenencia, puede permanecer indiferente ante la debacle que actualmente vive nuestro Estado. Más allá de siglas y colores, de preferencias ideológicas, está Veracruz primero y siempre, como diría Gutiérrez Barrios. No podemos seguir la disparatada secuencia de cuanto ocurre y permanecer callados como invitados de palo. Si un invitado llegara a nuestra casa y la empezara a saquear y nos golpeara, para luego llamar a los medios y proclamar que no ha cometido ningún abuso, sin duda alguna, no nos quedaríamos de brazos cruzados.
Eso es lo que ha pasado en Veracruz, que es la casa de todos los que aquí nacimos; una entidad generosa que nos ha dado a sus habitantes lo necesario y más, para tener una vida digna y no tener que emigrar; una entidad que alguna vez tuvo paz social que nos permitió a propios y extraños recorrer su extensa y bella geografía, sin el permanente miedo de ser victimados por la violencia criminal que hoy embiste Veracruz con rampante impunidad, como lo demuestran las macabras estadísticas.
El debilitamiento del tejido social en Veracruz, caracterizado por la apatía, la reticencia a participar y la pasividad, es producto de sentimientos de miedo y angustia por amenazas reales o imaginarias -la paranoia colectiva es una de sus manifestaciones- que generan adversidad y falta de cohesión social. El miedo al "otro", al “diferente”, genera actitudes permanentes de indefensión, siempre a la defensiva. Un tejido social dañado que ha mantenido a Veracruz paralizado.
La densa situación que hoy vive la entidad, a la mitad de nada, entre un gobierno rapaz que ya no ésta, y un gobierno electo que aún no llega, inmerso en la avalancha mediática que hace surgir los más insólitos rumores, un día sí y el otro también, haciendo interminable el transcurrir del tiempo hasta el primero de diciembre, me hace recordar la reflexión de Fernando Savater, el filósofo español, sobre crisis y ciudadanía:
“Las cosas están muy mal, pero nadie va a venir a salvarnos. Por esta razón la decisión es muy simple: o se elige ser un ciudadano que busca hacer algo para que las cosas cambien o se opta por ser un vasallo que calla y obedece. No hay más opción. El pesimismo no arregla nada”
Una reflexión severa que nos cuestiona y enfrenta a la disyuntiva de seguir como estamos y apechugamos, o buscamos reconstruir la confianza ciudadana con vínculos renovados; con enlaces de vinculación solidaria en nuestra comunidad y en toda la entidad.
Urge reconstruir el tejido social, para propiciar la creación de metas compartidas en beneficio de la colectividad. Ese es el entorno que hará posible reconstruir esquemas de contención de riesgo y de apoyo en beneficio de un Veracruz vital, que resurgirá más pronto que tarde, si nos organizamos y actuamos en vez de esperar a que las cosas pasen
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@RebeccArenas |