Quiénes son los reales culpables de la situación que sufrió el municipio de Catemaco a raíz del secuestro del padre José Luis Sánchez Ruiz ¿Los malos? ¿El hartazgo de la gente? ¿El protagonismo de algunos? O ¿El oportunismo de alguien?

Siempre se ha sabido que el sur de la entidad rige la ingobernabilidad y el contubernio político con las bandas delincuenciales. En el problema que dominó al municipio de Catemaco, el cual inició por un problema social básicamente en contra de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que apoyados por el párroco de la Iglesia de los 12 apóstoles, José Luis Sánchez Ruiz, originó su “levantón” –que por cierto muchos testigos oculares advierten que fueron elementos de la Policía Municipal- situación que causó el enojo de los feligreses, propiciando se manifestaran coléricamente apoyados por el líder de la Organización de Gobierno Autónomo Indígena (OGAI), Wilfrido Reyes Martínez. Afortunadamente quien haya ordenado el ataque a su humanidad, no logró consumar su cobarde acción al tener que mandar que lo regresaran. Lo cierto es que fueron los propios católicos quienes lo encontraron abandonado en un paraje, con terribles muestras de tortura, al puro estilo de la delincuencia organizada que opera impunemente en la zona y que es protegida por las propias autoridades municipales y estatales. 

Regresando al problema social le cuento: 

Los pobladores de ese municipio y el mismo Wilfrido Reyes Martínez advierte en una declaración ante los medios de comunicación, que es muy “conveniente” que el alcalde de Catemaco, Jorge González Azamar, se concentre quedar en calidad de “vícitma”, al inculparlo de todos y  cada uno de los desmanes que ocurrieron en el municipio. Indica Reyes Martínez, que este hombre –con bastante cola por detrás- aprovechó la efervescencia para infiltrar personas ajenas al problema de la comunidad, para quemar patrullas, dependencias de su propio gobierno, el ayuntamiento, ordenó que irse contra de los elementos de Bomberos para no dar servicio a los incendios y hasta ordenó robar en su propio domicilio –misma estrategia que utilizó cuando era candidato a la alcaldía y que le dieron el triunfo- con la finalidad de intentar desviar la atención hacia su persona. El líder del OGAI advierte que ni él ni sus seguidores incurrieron en actos delictivos cuando ellos se concentraron únicamente a manifestarse con la toma de la carretera únicamente para presionar a que el párroco apareciera. 

Indicó además, que Jorge González Azamar era candidato a una auditoría a causa de una defraudación que se estaba detectando en las arcas del municipio desde hace tiempo atrás y que “convenientemente” para el edil, quemaron la tesorería y con ella, se fueron todas las posibles evidencias sobre el peculado que su caso hubiera incurrido dicho servidor público. Por la declaración de Wilfrido Reyes Martínez, hacen al alcalde de Catemaco uno de los principales sospechosos sobre quienes fueron realmente ordenaron todas y cada uno de los actos vandálicos que sufrió la comunidad. Acto que no debería de descartarse por parte de la Fiscalía General del Estado a cargo de Luis Ángel Bravo Contreras a que fuera una de las principales líneas de investigación y en el caso de ser falsa la acusación, limpiaría la imagen de tan “honorable” alcalde.

Evidentemente se puede observar que en el tema de la situación tan estresante que vivieron los pobladores del municipio de Catemaco, los culpables de la crisis, pueden ser muchos, pero quien se benefició de él, fue un solo hombre. De ser cierta su perversidad para gobernar, luego entonces los pobladores tendrán que considerarlo en el futuro, luego de que se está manejando en la zona, que ahora la pretensión de González Azamar es imponer como candidata a su mujer, la señora María Luisa Domínguez Bucio y pueda gobernar nuevamente a través de ella. 

Al puro estilo de lo que ocurre en el municipio de Santiago Tuxtla, en donde fue gobernado primero por  el panista Raúl Sosa González y ahora, la mejor conocida como #LadyGucci, Claudia Acompa Islas es la que mal gobierna ese empobrecido municipio. Su paso en la alcaldía ha logrado enriquecerlos inexplicablemente al grado de vestir, esta mujer y toda su familia, con los mejores “trapos” de diseñador internacional que oscilan entre los 120 mil pesos. También se alerta que el panista Sosa González pretende nuevamente tirarse de candidato por Santiago Tuxtla para continuar depredando él y su mujer el municipio. 

Y si analizáramos la situación de los 212 municipios nos encontraríamos que la gran mayoría, existen alcaldes como González Azamar y Acompa Islas, que se imponen al puro estilo del feudalismo, logrando darse una vida de reyes, originando una ingobernabilidad al grado que cualquier pretexto toma la población para reaccionar enérgicamente en contra de estos depredadores del erario público. 

Tendrá mucho “quehacer” el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares no tan sólo en ordenar auditorías en cada una de las dependencias que regulará y exigir que devuelvan lo robado –como lo ha dicho una y otra vez en sus intervenciones ante la opinión pública- sino también, en los municipios en donde el rezago social y la falta de obras evidencia que los ediles se están robando el dinero etiquetado para el beneficio social, tendrá que intervenir con la finalidad de acabar con la depredación que se están originando en ellos. 

Lo curioso que la sensación que se está mostrando de la actual situación que se vive en Veracruz, es que el gobierno entrante se encuentra haciendo “sus amarres políticos” con los demonios; es decir con el saliente. La designación de Clementina Guerrero García, ex secretaria de Finanzas de la Universidad Veracruzana en la Secretaría de Finanzas y Planeación del gobierno estatal es controversial y convenenciera. La salida de Antonio Gómez Pelegrín hace sentir que este “soltó” el puesto logrando algún tipo de  “convenio” con el gobierno de Yunes Linares para facilitar su huida y andar de salto de mata de la misma forma que Javier Duarte de Ochoa. Al final, amable lector, todo diseñado para proteger sus “intereses partidistas” aunque pasen por encima de la sociedad veracruzana. El mismo circo de siempre. 

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