En Veracruz hay un caso muy parecido.
A partir de que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares criticó la decisión de su antecesor en el cargo, Javier Duarte (con el apoyo del pasado Congreso local) de realizar una reforma electoral que redujera a dos años la actual gestión estatal, muchas son las voces que se han sumado para cuestionar tal medida.
A todos ellos se les olvida que fue el exdiputado panista y hoy flamante secretario de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP) Julen Rementería, el primero en proponer ante el Poder Legislativo tal ajuste.
“Lo importante es que ya no se gaste Veracruz el dinero que se gasta cada año, porque en los próximos 14 años tendremos12 de elecciones si no se homologan, y no le sirve ni a Veracruz ni a los veracruzanos”, dijo en aquel entonces (julio del 2014) el hoy funcionario de la administración estatal.
Y sin embargo, ya desde aquel entonces había panistas que se pronunciaban en contra de tal reforma.
Juan Bueno Torio todavía militaba en Acción Nacional en aquel año y advertía que una gubernatura de 2 años “abriría el espacio para una gran debilidad de la autoridad y las instituciones, por lo tanto abriría la puerta también para una mayor intromisión de la delincuencia organizada”.
El que hoy gobierna Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, opinaba en ese entonces (y lo sigue pensando ahora) que elegir gobernador para un período de sólo dos años “le causaría un daño irreparable a Veracruz”.
En su opinión, el momento crítico que vivían en aquel entonces México y Veracruz, en lo político, económico y social, debió obligar a sus gobernantes a tomar decisiones pensando en el bien de todos, no en el de un grupo o partido.
“No es cambiando el calendario electoral como se resolverán los graves problemas de inseguridad, pobreza, falta de servicios, corrupción y otros más que lastiman a los veracruzanos y que nos han llevado a obtener las peores calificaciones en el entorno nacional”, criticaba Yunes Linares.
Hoy le toca constatarlo de manera directa, de la forma más cruel.
Hoy le toca a Miguel Ángel Yunes Linares reconocer que la (bautizada así por él) “emergencia financiera” es la que lo ha obligado a correr a miles de empleados de la administración estatal. No es cierto que sólo sean “aviadores” o burócratas que realizaban tareas “prescindibles”. No, están corriendo gente sin criterios ni filtros. Si la cuota de una oficina son 20 o 50 empleados, toman una nómina y van tachando nombres. Los “elegidos” –como en el caso de la supuestamente “autónoma” Fiscalía General del Estado- son detenidos en las puertas mismas de sus oficinas, se les impide el acceso y se les remite, sin explicación alguna, al área de Recursos Humanos, donde habrán de confirmarles la funesta noticia.
Hoy muchos burócratas se preguntan si serán capaces de soportar ¡24 largos meses! con Yunes Linares al frente.
Pronto se sabrá.
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