La corrupción es causa directa de la pobreza de los pueblos y suele ser la razón principal de sus desgracias sociales.
Jorge Gonzáles Moore
Los datos parecen contundentes. La ambición desmedida, protegida por la frialdad y el cinismo que apuntalan estos hechos, estrujan, estremecen por las condiciones de dolor y muerte que generaron; quienes habrán tenido el estómago para participar en este crimen, asociarse para mercadear con la esperanza y el dolor, para hacerse de dinero ilegalmente, pero ante todo inmoralmente.
Los medicamentos clonados con sustancias alteradas, caducados y peor aún esos que en realidad no lo eran, dieron esperanza a muchas personas, a familias que creyeron en la integridad de un sistema de salud con elementos sinvergüenzas, con sujetos que tomaron decisiones para beneficio personal, abandonando los principios básicos de moral pública, con una falta total de integridad personal. La esperanza rota que no solo duele sino que mata, es mostrada en la ruptura de un gobierno con su sociedad.
En Veracruz la corrupción y la arbitrariedad fueron elementos que acamparon con solvencia en 12 años del repugnante fidelduartismo, ese que apostaba por la compra y la amenaza como garantías de un ejercicio público que destrozó el entramado institucional, que lo pervirtió hasta volverlo despreciable socialmente, utilizado como la panacea de la expoliación de los patrimonios públicos.
La nota conduce a la indignación, a la rabia frente a hechos y sujetos que también socavaron el entramado social por el actuar miserable, impune, donde todo les estaba permitido. Las vidas, sus vidas principescas como ejemplo de la suciedad de una clase política que enfermó y puso en coma nuestras instituciones y nuestra sociedad.
El castigo debe de existir, los anuncios hechos de investigaciones y comisiones especiales tienen que dar resultados en el corto plazo, la vox populi es implacable, si se ha dicho lo que ahora acapara la noticia nacional, deben existir los elementos suficientes para que haya responsables identificados y sanciones hacia ellos.
Más allá de los procedimientos que deben seguirse, de la legalidad por cubrir, se reclama agilidad y hechos que demuestren que los criminales serán puestos a disposición de la ley, que ahora mismo los nombres que rondan las líneas mediáticas como responsables de los infames delitos de los medicamentos, deben ser llamados para esclarecer su participación.
Si bien la nota de los medicamentos es muy sensible y muestra profunda de la degradación de quienes gobernaron los periodos inmediatamente pasados, no es el único elemento que dio riqueza a los desvergonzados, por prácticamente cualquier espacio público se encuentran con lucros mal habidos de funcionarios de todos los niveles que en el rio revuelto atracaron a las entidades públicas.
El bono de la esperanza para con el gobierno de la alternancia veracruzana puede ser tan grande como se obtengan buenos resultados en hechos como los de los de los medicamentos, o tan fugaz como el imaginario colectivo perciba que no hay cambios y el manejo de los pendientes no les satisfaga.
La discusión pública de la mano del debate político advierte un ambiente tenso en una sociedad agotada, harta y con poca calma para esperar el largo plazo, si no se concretan hechos que acrediten elementos que hagan confiar en un ejercicio público breve en su periodo y en emergencia por las condiciones en las que arriba.
Aplicación de la ley, capacidad de diálogo de los actores políticos, pruebas de buena voluntad para recomponer los comportamientos políticos y públicos de todos, serán tanques de oxígeno para amainar la desconfianza y el enojo que provocan prácticamente todas las instituciones.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
En Veracruz, Verde y PRI envueltos por la larga mano venida desde España.
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