Es el partido de las preferencias ciudadanas en Veracruz de cara a un decepcionante PAN-PRD que llevó a Miguel Angel Yunes a la gubernatura provocando en lo inmediato el rechazo ante la ausencia de resultados.
Ya para que en los primeros cien días del infausto sexenio de Javier Duarte su índice de popularidad haya sido más alto que el de Miguel Angel Yunes, está cabrón.
Hoy Morena está arriba en la preferencia electoral por la circunstancia política, por la percepción ciudadana de que, en efecto, son corruptos, pero no tanto como los que están en el poder y porque la neta del planeta es que hay un hartazgo hacia la institución política y de gobierno que impide e impedirá nuevas oportunidades.
Morena encabeza las preferencias porque el PRI está en el suelo.
Pero además los tricolores no tienen para cuando. Menos teniendo como líder a uno que no sabe, que nadie pela, que carece de liderazgo y sobre todos porque pesa la sospecha de que vendió las alcaldías.
Renato Alarcón hubiera sido un buen regidor, tal vez un diputadillo local para que satisficiera sus ansias de dinero, pero jamás líder de un partido que necesita de colaboradores honestos, candidatos no corruptos y una militancia por convencer. Se requiere de un liderazgo del cual carece.
Y es que no puede ser que en la víspera electoral deserten los empresarios encabezados por José Luis Santiago, a quien han tratado de minimizar, olvidando en ese desdén que por un mínimo de votos que posea, el eco de su voz es altamente destructivo.
El “negro” Santiago ha pedido la renuncia de Alarcón y cuestionado a su compadrito Héctor Yunes, así como abdicado a su partido dejando colgado de la brocha a quienes esperaban de su solidaridad y su dinero.
El “negro” Santiago puede hacer más daño del que creen quienes lo desprecian.
A la par el partido está en el abandono al retirarse algunas damas distinguidas y no expulsar a otras no tan distinguidas. Esas famosas “Reinis” tan buenas para el talón que dejaron de tener presencia y relevancia; que dejaron de oler en los pasillos de Palacio e inundar con su inteligencia –que no sus curvas- su forma de hacer gobierno, desparecieron.
Ya vemos incluso a algunas como Zazil Reyes o Natalia Callejas, la favorita de Erick Lagos y demás flota, aplaudiendo a rabiar a “nuestro gobernador Miguel Angel Yunes”.
Al PRI ya no se paran ni las moscas –y eso que estamos en tiempos electorales- tras el retiro de las juventudes priistas que representan el 52% de la votación en Veracruz por “quítame estas pajas”, al negarle una regiduría a Rodrigo Montoya y a cambio han llenado de insultos.
A Montoya no le perdonan su cercanía política con Américo Zúñiga, quien será el próximo dirigente del PRI para –este sí- llevar por buen camino al candidato a la gubernatura que eventualmente será Pepe Yunes.
Son, en fin muchos los pasivos que arrastra el PRI que se niega a deshacerse de esa vieja guardia nociva y corrupta, alejarse de viejas prácticas de venta de alcaldías y compra de voto. La resultante a la vuelta del cuatro de junio será una victoria pírrica de no más de 36 alcaldías, de esas, las más chiquitas, las que no representan electoralmente nada.
El PRI, lo dicen los números, no será el gran perdedor sino el ratón del tercer lugar. Será de nuevo el ganador del voto de castigo. El PRI de Fidel y Duarte. El de las trampas y transas.
Y así, no se puede.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo |