En el plan continental habría que decir que, los liberales europeos respiraron aliviados tras el triunfo de Macron en Francia, una victoria que refuerza la globalización frente al proteccionismo nacionalista que preconizan Donald Trump o la radical derechista Marine Le Pen.
Este éxito, que sigue al freno que la población también interpuso a los populistas en Holanda y Austria recientemente, es un soplo de aire fresco para las clases dirigentes, después del triunfo del Brexit y las presidenciales estadounidenses.
La mandataria alemana Ángela Merkel, una proeuropea convencida y defensora del libre comercio, enemiga de los extremos, se congratuló por la “esperanza” que representa el nuevo presidente francés, que defiende “la apertura al mundo” y que es partidario “de la economía social de mercado”.
Sin embargo, nadie quiso caer en el triunfalismo, pues tanto el alto porcentaje de votos obtenido por la candidata de extrema derecha, Marine Le Pen, como la abstención y el voto en blanco podrían en las legislativas francesas poner en riesgo el triunfo de Macron.
El discurso euroescéptico y antiinmigrantes marcaron un nuevo avance. La izquierda radical, también contraria a la globalización, también convenció a una quinta parte de los votantes.
Las causas del ascenso de Trump, del Brexit y del 34% de los votos recabado por Le Pen siguen ahí: “Muchos se sienten marginados por la globalización, el estancamiento económico, los gobiernos impotentes, el paro, el terrorismo y la afluencia de inmigrantes.
Lo anterior lleva a suponer que en el G7 de mayo y en el G20 de julio, los europeos podrán presentar un frente bastante unido ante el proteccionismo del estadounidense Donald Trump. En la Unión Europea, Francia seguirá junto a los otros países en las negociaciones sobre la salida del Reino Unido.
Si bien el triunfo de Macron constituye una esperanza y un cierto optimismo en la compleja lucha frente a la reacción y el ostracismo, el propio nuevo mandatario francés reconoce que la Unión Europea tiene frente a si una tarea inmensa, que contempla de manera central: Reformar la UE, acabar con el paro masivo, reducir las desigualdades y liberalizar la economía, y todo eso, protegiendo a los trabajadores. Reformas que Macron ha calificado de claves, para que los votantes “no tengan razones nunca más para votar por los extremos”.
En suma. Aunque gano con amplitud la presidencia d Francia, la real victoria de Macron aún está por verse en las elecciones legislativas del 11 y el 18 de junio.
La presencia de influyentes simpatizantes de Marine Le Pen en la Asamblea Francesa hace prever poco probable que el flamante mandatario pudiera obtener la mayoría que le permita poner en marcha su programa. De hecho, para muchos observadores, este, el legislativo, será el ámbito de fortaleza hacia la revancha de Marine Le Pen en las presidenciales de 2022 y el impacto que en la población francesa pueda llegar a tener su discurso divisionista entre “globalizadores” y “patriotas”.
Si fracasa Macron en Junio, la extremista Le Pen podría llegar a la presidencia de Francia en el 2022, sumarse al poder de los líderes mundiales reaccionarios, y la Unión Europea una historia acabada. De ese tamaño es la disyuntiva del mes de junio.
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