El pasado sábado durante el Consejo Político Estatal Extraordinario, el dirigente estatal del PRI, Renato Alarcón, dijo: “Ahora que los priistas nos enfrentamos a un gobernador que piensa que es monarca y que Veracruz es hereditario, tenemos que evitar esas tentaciones”.
Como era de esperarse, Yunes Linares no contestó a ese señalamiento, pero les reviró con un descontón verbal que los dejó mudos: “Lo que deberían hacer los priistas es ofrecer una disculpa a los veracruzanos por haber postulado a gobernadores delincuentes que llevaron a Veracruz a la ruina” dijo.
Agregó que no hay que olvidar que fue el PRI el que postuló a Fidel Herrera y a Javier Duarte. Y durante 12 años los priistas guardaron silencio con lo que pasaba en la entidad, mientras estos sujetos se despachaban con la cuchara grande.
Y tiene toda la razón.
Cuando el tricolor se dio cuenta que ya no bastaba con solaparlos sino que había que hacer algo más efectivo para acallar la gritería, hizo lo que ha hecho desde siempre; mandó a Fidel fuera del país y a Duarte le dio chance de que renunciara y huyera.
Como la gritería continúa, simula ignorar al primero con el látigo de su indiferencia y pretende castigar al segundo con unos meses en prisión mientras se calma la silbatina.
Pero esto ya no funciona.
Antes, cuando el PRI era el partido hegemónico y dueño de las elecciones podía darse ese lujo; ahora ya no. Y menos con los millones que conforman la oposición; y no estoy hablando de los partidos políticos sino de la ciudadanía en general.
Si los tricolores quieren que el populacho vuelva a creer en ellos deben ofrecer algo más apantallador que el anacrónico atolito con el dedo que ya no sirve para nada.
En un acto de sublime humildad a quienes han jodido por generaciones, deben ofrecer una disculpa pública por el par de bandidos que impusieron en Veracruz y por todas las barbaridades que han hecho en más de ochenta años.
Pero ¿quién es el guapo que se aventaría el tiro?
Por orden jerárquico debe ser el presidente de la República ya que es el primer priista del país, después el presidente nacional del partido, luego los líderes estatales y además los candidatos a puestos de elección popular.
En el caso de éstos últimos, la humildad y el arrepentimiento (aunque sean de dientes pa’ afuera) deben ser sus banderas y sus cartas de presentación. Porque la amnesia combinada con la soberbia y el pretender ignorar el pasado jurando en los mítines que no serán como sus antecesores, les servirán para maldita la cosa en el 2018.
PD.
Sí, buen descontón el de Yunes Linares al PRI, casi tan bueno como el que le dará la raza jarocha en las urnas si pretende imponer a su hijo como candidato del PAN-PRD a la gubernatura.
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