Renegociar una deuda, como lo hizo el gobierno de Veracruz, no significa deber menos. Se paga menos cada año –dos mil millones, según el gobernador- pero se alarga el plazo.
Pagar dos mil millones de pesos menos por año no significa “ahorrar”, sino “posponer”.
“A mi qué me importa cómo se pagarán estos créditos dentro de dos décadas. Para entonces quizá ya haya muerto”, parecería ser el razonamiento de Miguel Ángel Yunes Linares.
¿La buena noticia?
Que el gobernador prometió abatir el déficit que arrastra el gobierno estatal, antes de que concluya el próximo año.
¿La mala?
Que antes había prometido “devolver la paz a Veracruz en seis meses”.
Sí, es cierto. Cuando prometió lo de seguridad estaba en campaña, en busca de la gubernatura. Pero ahora también está en campaña, promoviendo al cachorro.
“Te voy a limpiar el cochinero que dejó el gordo, m’ijo”, seguro le habrá dicho.
Aunque en este caso es más probable que lo consiga. Ya el senador Pepe Yunes anunció que tan solo este año el gobierno federal le habrá enviado a Veracruz 7 mil millones de pesos más de lo presupuestado, y que para el próximo se prevé que esa cifra aumente.
Si como dice el titular de Sefiplan, Guillermo Moreno, el déficit del Estado es de diez mil millones de pesos, la Federación aportaría 8 mil millones que, sumados a los dos mil millones de pesos que ya no habrán de pagarse para el servicio de la deuda, significaría conseguir un déficit cero.
Ahora bien: Si el déficit es el que menciona el gobernador (20 mil millones de pesos) sería necesario que se informara de dónde habrán de salir los otros 10 mil millones de pesos. ¿Ahorros? Imposible, pues ni siquiera ha logrado una verdadera reingeniería en la administración pública, y el despido masivo de burócratas “duartistas” le habrá de costar muchos millones de pesos en el 2018 por juicios laborales.
Y tampoco es cierto que, como por arte de magia, las casas calificadoras hayan decidido elevar sustancialmente la calidad crediticia de Veracruz.
Aquí le van unos ejemplos:
Seis de noviembre del 2017. La casa calificadora HR Ratings (esa que presumió Yunes Linares) emitió comunicado en el que informa que “ratifica la calificación de HR A- (E) y mantiene la Observación Negativa para el crédito contratado por el Estado de Veracruz con Multiva por un monto inicial de 4 mil 798 pesos”. Y dice que la “ratifica”, porque esa misma calificación se le aplicó en noviembre de 2016 (aún con el otro gobierno) y en agosto del presente año.
Ese mismo día, la misma calificadora dio a conocer que “ratificó” la calificación de HR A- (E) y mantuvo la Observación Negativa para el crédito contratado por el Estado de Veracruz con Multiva, por un monto inicial de mil 338 pesos. Esa misma calificación se concedió en noviembre del 16 y agosto del presente año.
El 7 de noviembre, un día después, informó HR Ratings que ratificó la calificación de HR AA (E) con Observación Negativa de los CEBURS Fiduciarios, colocados por el Estado de Veracruz, con clave de pizarra VERACB 12U, misma calificación que tuvieron en octubre de 2016 y en agosto de 2017. Es el mismo caso de los CEBURS Fiduciarios, colocados por el Estado de Veracruz, con clave de pizarra VERACB 12-2.
No hay, pues, una escalada en la calificación crediticia del gobierno de Veracruz.
La que sí está por los suelos es la calificación quirografaria del Estado, que anda en HR BB con Observación Negativa.
La calificación HR A, que se les asignó a los créditos con Multiva, significa que el emisor ofrece “seguridad aceptable” para el pago oportuno de obligaciones de deuda. Mantiene bajo riesgo crediticio ante escenarios económicos adversos.
Si el crédito tiene calificación HR AA, como los certificados bursátiles mencionados, significa que al emisor se le considera con alta calidad crediticia, y ofrece gran seguridad para el pago oportuno de obligaciones de deuda. Mantiene muy bajo riesgo crediticio bajo escenarios económicos adversos.
Esas calificaciones de HR Ratings se mantienen desde el año pasado y son positivas porque están garantizadas con porcentajes definidos del Fondo General de Participaciones. Esto es, que los tenedores de esos instrumentos bursátiles tienen un respaldo sólido.
A pesar del excesivo tono triunfalista del gobernador, lo cierto es que la renegociación era necesaria y se negoció en condiciones razonablemente positivas.
Ahora viene lo bueno: Que todo esto se refleje en el bolsillo de los veracruzanos.
¿No fue, acaso, otra de sus promesas?
* * *
Epílogo.
Aunque con cierto retraso, pero el periódico El Universal retomó este miércoles el caso de los periodistas bloqueados en el twitter del fiscal-carnal de Veracruz: Lo puso así: “Caras vemos, Twitter no sabemos. El fiscal General de Veracruz, Jorge Winckler, tiene fama de intolerante porque, nos cuentan, se ha peleado en redes sociales con todo aquel que critica su desempeño o el del gobernador panista Miguel Ángel Yunes Linares. Desde hace un par de semanas, nos dicen, el abogado empezó a bloquear en su cuenta de Twitter a decenas de seguidores, principalmente periodistas, y optó por colocar su perfil como privado. Ahora, los reporteros están preparando los amparos para que el fiscal los desbloquee, pues argumentan que violenta su derecho a la información y a la libertad de expresión, tal como ocurrió con el edil de Nogales, David Galindo (PAN), luego de que un juez federal otorgara dicho recurso a un ciudadano. Lo más extraño, le recuerdan los comunicadores a don Jorge es que olvidara que ha usado su cuenta personal para generar una percepción a favor de Yunes durante las campañas electorales, ahí sí, sin chistar que no “fuera” del interés público ciudadano”. *** A propósito del “eficiente” fiscal-carnal veracruzano, el Índice Estatal de Desempeño de las Procuradurías y Fiscalías, elaborado por la organización Impunidad Cero ubica a Veracruz entre las 17 entidades del país cuya eficiencia para la resolución de delitos está por debajo de la media nacional. En Veracruz, la probabilidad de que se esclarezca un delito es de tan solo 0.23%, lo que le coloca en la posición 31 de las 32 entidades federales, sólo por arriba del estado de Yucatán. *** Las ventajas de ser “amigo” del jefe.
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