Primero, hace aproximadamente un mes, fue el caso del doctor David Casanova López, cuyo rapto y crimen el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y su fiscal carnal Jorge Winckler negaron que estuviera vinculado a la delincuencia organizada, insistiendo en que se trató de un simple robo no obstante que el cuerpo del galeno estaba desnudo, degollado y entre las huellas de tortura presentaba una “Z” marcada con arma punzocortante en el abdomen. Ahora, el pasado viernes, sobre las muertes del alcalde de Ixhuatlán de Madero, Víctor Manuel Espinoza Tolentino, de su esposa Irma Carrera Tinoco y de tres personas más acribilladas en Banderilla, la Fiscalía General del Estado difundió de inmediato una historia que más que certezas ha sembrado muchas dudas, ya que pareciera que se intentó diluir la primera versión que corrió, de que habrían sido policías estatales los que por “error” habrían masacrado al edil de origen priista y a sus acompañantes, lo que supuestamente habría motivado que el secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marie, se presentara ipso facto en el lugar de los hechos.
La versión oficial que difundieron velozmente en base a “datos obtenidos” –¿de quién?, si todos los testigos fueron ejecutados– es que Espinoza Tolentino y sus acompañantes fueron asaltados y asesinados por una banda delictiva que le ofertó láminas de zinc a la mitad del precio de mercado.
Según la Fiscalía, “de buena fe” (como si de veras pudiera haberla en una tranza con delincuentes), “el alcalde habría aceptado el trato y para esos efectos contrató un camión en el que llevaría 3 mil láminas de Banderilla a Ixhuatlán de Madero, mismas que pagaría en efectivo; se estima que llevaba en su vehículo 400,000 pesos”, destacó el texto de la FGE.
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Pero lo que ha generado también suspicacias es que según la versión del gobierno yunista, el integrante de la banda que supuestamente hizo el contacto con el alcalde se dedicaba desde hace varios años a sustraer de bodegas del gobierno anterior láminas, despensas y cobijas que eran vendidas a candidatos y presidentes municipales en funciones. Es más, todavía detallaron que la investigación sobre este ilícito se venía desarrollando desde diciembre de 2016, al inicio de la actual administración. ¿Por qué entonces no actuaron a tiempo contra los presuntos responsables, lo que habría evitado las muertes del munícipe de Ixhuatlán de Madero y de sus cuatro acompañantes, así como las de otras cuatro personas más que igualmente fueron ejecutadas hace un par de semanas, el viernes 17 de noviembre, en una zona despoblada entre los municipios de San Andrés Tlalnelhuayocan y Banderilla, y que presumiblemente también se dirigían a un lugar donde les serían entregadas láminas que pagarían a mitad de precio?.
¿Para qué matarlos y robarles el dinero si los presuntos ex funcionarios ya habían hecho un trato “de buena fe” para venderles las láminas? ¿Qué otros alcaldes y candidatos iban a querer hacer “negocios” con ellos el año entrante en que habrá elecciones federales y locales?
Sospechosamente, la Fiscalía yunista no ha informado ni precisado que entre los cinco muertos de Banderilla, aparte del alcalde de Ixhuatlán de Madero y de su esposa, figuraba Julio César Marín Aguirre, un ex funcionario que desde el sexenio antepasado estuvo adscrito al Departamento de Acción Social de la Secretaría de Gobierno, pero que luego fue comisionado a la Procuraduría General de Justicia del Estado donde realizaba operaciones políticas en el norte de la entidad para un cercano colaborador del extinto procurador Salvador Mikel Rivera. Por eso, Marín tenía acceso a bodegas y a ese tipo de apoyos oficiales para la población vulnerable que regularmente se entregan en campañas electorales. Pero Marín no era el único, en esta red colaboraban también otros funcionarios que actualmente laboran en la Secretaría de Gobierno y en los Servicios Coordinados de Salud, así como en una Delegación federal.
¿A poco el crimen del alcalde de Ixhuatlán de Madero tendría que ver con el próximo proceso electoral?. Y es que Espinoza Tolentino, quien había llegado a la alcaldía en el 2013 por el PRI, en el proceso municipal de este año apoyó a Ader García Escalante, de la alianza PAN-PRD, luego de que el partido tricolor le negó la candidatura a su hermano Arnulfo Espinoza, (a) “Nuco”, para dársela al ex alcalde y ex diputado local Elías Benítez Hernández.
¿Será que el munícipe fue ejecutado porque ya no iba a apoyar a la coalición PAN-PRD en la elección de gobernador que viene, porque ya tenía serios problemas con su virtual sucesor? ¿Por eso lo estaban abasteciendo con apoyos sociales de la pasada administración priista? ¿O quién lo acribilló, si con el que había pactado la compra de láminas también fue ultimado?
Y es que existe un antecedente que la Fiscalía General del Estado ha evadido y que debería dar pie a otra línea de investigación: el atentado que les achacaron al alcalde Espinoza Tolentino, al entonces candidato Ader García y a elementos de la Fuerza Civil del Estado, que comandados supuestamente por Oscar Barragán Cuevas, funcionario del IPAX –cuyo director es Mario Marín Zamora, un yunista vinculado a la primera fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán, en enero de 2001, oriundo casualmente de Ixhuatlán de Madero–, perpetraron contra simpatizantes y militantes del PRI de 12 comunidades que retornaban a sus lugares de origen la noche del viernes 2 de junio de este año, a escasas 48 horas de la elección municipal, los cuales fueron amedrentados con ráfagas de armas de fuego y los vehículos que los transportaban quedaron severamente dañados.
ANILÚ, EN EL ÁNIMO DEL PRIISMO
Este fin de semana, en sesión extraordinaria, el Consejo Político Estatal del PRI definió sus métodos de selección de los próximos candidatos a la gubernatura y a diputados locales.
Ahí estuvieron presentes senadores, consejeros, alcaldes en funciones y electos, integrantes del Comité Directivo Estatal, líderes municipales, representantes de sectores, seccionales, militantes y, por supuesto, las y los próximos candidatos a la gubernatura, al Senado, al Palacio Legislativo de San Lázaro y al Congreso local.
La nota de color, sin duda, fue la llegada de la delegada federal de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Anilú Ingram Vallines, quien, como siempre, fue recibida con gran calidez: porras, aplausos, abrazos, selfies y comentarios de aliento para que sea ella la abanderada al Senado.
Anilú Ingram se lo ha ganado a pulso, pues desde que era diputada local ha realizado un trabajo cercano y sensible, además de que ha caminado como nadie en el estado y, hoy, se notan los resultados.
Hubo otras aspirantes que no se quisieron quedar atrás. Una de ellas, la ex alcaldesa xalapeña Elizabeth Morales, llevó su porra para asegurarse de no verse mal como en otras ocasiones, pero la actual delegada del ISSSTE quedó muy abajo del aplausómetro natural que detonó la sola mención de la priista porteña.
Otra que tampoco despertó la misma algarabía de Anilú fue la ex alcaldesa del puerto de Veracruz, la recién resucitada Carolina Gudiño Corro, quien igualmente quiso hacer lo propio pero con una fría respuesta de sus correligionarios.
Ni hablar, a solo unos días de las definiciones, el termómetro del priismo veracruzano apuntó claramente hacia la aspirante que hasta ahora está mejor posicionada en sus preferencias.
Por supuesto que las urnas no se llenan con porras y acarreados sino con votos, y Anilú, lo que sea de cada quien, es la que más ha avanzado en la construcción de un proyecto sólido; caminando por todo el estado y escuchando y atendiendo a la población, sin distinción de colores, lo que le ha permitido consolidar un trabajo estructural que sin lugar a dudas fortalecerá al Revolucionario Institucional en la competida contienda electoral del año entrante.
Por cierto, en esta sesión extraordinaria del CPE, el dirigente priista Renato Alarcón Guevara afirmó que además de la Gubernatura de Veracruz, el PRI ganará la Presidencia de la República, el Senado y la mayoría de las Diputaciones porque su partido sí sabe gobernar, además de sus cualidades de organización, disciplina, unidad y lealtad que lo distinguen.
“Vamos a ganar el próximo 1 de julio de 2018, vamos a triunfar en la Presidencia de la República porque nuestro país no va a estancarse con populistas autoritarios, coaliciones sin sentido de la derecha retrograda y la izquierda sin identidad y que por eso se juntan”.
Alarcón dijo que el PRI contará con los mejores candidatos, mujeres y hombres con arraigo y capacidad para regresar a Veracruz la tranquilidad de sus familias, lograr paz social, propiciar un clima de unidad, tranquilidad y armonía. |