Mientras, sigue el circo de comparecer y más de compadecer, ante el tragicómico poder legislativo “independiente”. Patéticas e inútiles la mayor parte de las visitas de programada simulación.
Salvo conocidas excepciones, es cuestionable el papel del “Congreso a modo”, secuestrado y mayoriteado a través de la presencia y activismo de conocidos prófugos potenciales que, hasta hoy, intocables sirven al mejor postor o impostor. Lo mismo accionan que traicionan.
Lamentable que la ignorancia interrogue a la incapacidad. Todo, ¿para qué? Autoritarismo y discrecionalidad sin control institucional, crecen y hacen lo que les da la gana
Notoria falta de transparencia y acceso a la información pública. Lo importante ocultado, reservado, distorsionado o proporcionado a cuenta gotas. Sin rendición de cuentas verdadera, ni evaluación real con auténtica participación ciudadana y social. Sigue costoso entretenimiento y distracción con cargo al presupuesto.
Importa poco al gobierno PANRD dedicado a entretener y anestesiar, sobre endeudar y privatizar que, en Veracruz su economía no crece; se generen alrededor de 800 pobres al día; se incrementen a más de millón y medio los hambrientos; aumente inseguridad y se ocupen primeros lugares nacionales y mundiales, con cientos de homicidios, heridos, robos, asaltos, secuestrados y demás delitos.
Es notorio que para demasiados dizque servidores públicos, necesidades básicas de la población y problemas sociales prioritarios, deben esperar o distraerse con espectáculos de villanos favoritos y autopromoción de superhéroes, desde luego, también con cargo al presupuesto.
La Constitución Política es letra muerta y el Congreso local, así como otros responsables de cumplir y hacer cumplir la ley, se hacen omisos y cómplices. Ejemplo la costosa y adormecedora propaganda gubernamental de autopromoción, como la del penúltimo informe:
“…En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público”. (Art.134)
DEL DESASTRE HEREDADO, AL PROPIO YA GENERADO.
En el gobierno federal, estatal, municipal y órganos autónomos, ineficiencia e impunidad subsisten y se fortalecen, con la nula o mínima rendición de cuentas y sus frívolas o inútiles consecuencias. Peor, ante denuncias lentas e infundadas, sin procesos y castigos pertinentes.
Cuento de nunca acabar. El tamaño del daño que se deja es cada vez mayor, así como el debilitamiento y quiebra de instituciones, que no son señalados ni reflejados en la egocéntrica y costosa comunicación social oficial; ni en la manipulada contabilidad oficial y la jugosa política financiera gubernamental; tampoco en las alegres estadísticas y los individualistas informes, del no pasa nada, aquí están sus héroes de más de lo mismo y el repetitivo pretexto de ya estábamos mal… para concluir, que en el presente, en mucho estamos peor.
Obvio, que lo que más interesa, es mantenerse o controlar el poder; no ser evaluados y, en su caso, ni denunciados para enfrentar la justicia; y, como es costumbre, convertirse en intocables y reciclables, gracias a la continuidad de la impunidad. Por eso, en esencia sigue más de lo mismo y peor.
Al último año del mini gobierno del PANRD, la falta de transparencia es tal, que afecta, oculta o minimiza, algunos esfuerzos y escasos logros, costosamente alcanzados pero todavía por ser consolidados; contados casos, que con facilidad, son superados y aplastados por errores y fracasos, pérdidas y retrocesos del gobierno actual.
En la real realidad, predomina el desconocimiento de lo poco bueno y notoriedad de lo mucho desatendido, mal hecho o insuficiente. Lo que propicia y fortalece, decepción y desengaño.
Inocultable el fiasco del poder para no poder, y su orientación final, preponderantemente a lo que si preocupa y ocupa a los que gobiernan y quieren hacerlo: las elecciones.
Oportuno, insistir y preguntar. ¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y cuántos nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda? ¿Por qué los descomunales y ofensivos súper sueldos, prestaciones y beneficios, a funcionarios?
EVALUAR PARA MEJORAR. FORTALECER O CORREGIR.
En las auténticas democracias, el derecho a elegir comprende tanto colocar como quitar, tanto nombrar como revocar; quitar o poner, reconocer o sancionar, de acuerdo a resultados.
Nadie está obligado a sostener mediocridad e incapacidad, mucho menos corrupción e impunidad.
Se sabe además, que por la repetida historia de daños y pérdidas ocasionados, permanentemente se tiene y se debe distinguir, con claridad y oportunidad, el dicho del hecho, la intención de la acción, el propósito del resultado.
Preciso identificar y separar demagogia y mentira, de realidad y verdad. Distinguir realidad de fantasía, verdad de engaño, precisión de exageración. Disposición oportuna y confiable, para evaluar y distinguir el acierto del error, el logro del pendiente. Así se forma y fortalece la auténtica democracia.
Al comienzo decir es lo fácil, abundan promesas y espejismos. Al no cumplir, predominan justificaciones y distractores; siguen con evasivas y pretextos; y con el tiempo, inevitables, aparecen desengaños y decepciones. Tarde o temprano la realidad se encarga de poner la basura en su lugar.
Obligado insistir que el ejercicio del poder público se gane a base de congruencia entre decir y hacer, en cada acción de gobierno y por todo servidor público. Que se sostenga a base de entregar buenas cuentas, logros y avances, resultados comprobables. Hechos, no justificaciones ni distracciones.
Enseñanza que persiste: sin credibilidad y confianza no es posible gobernar… bien.
AcademicoIIESESUV @RafaelAriasH. Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH
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