Importante saberlo, porque sin duda alguna, gran parte de ese hartazgo e inconformidad social ha sido y es capitalizado por MORENA. Hecho que, ante posible pérdida de elecciones, alarma y preocupa a presuntos responsables, prófugos potenciales y culpables intocables en los gobiernos.
Y hay que insistir en precisar deberes y obligaciones de hoy, no solo pasar al derecho de elegir y la libertad de opinar, acerca aspirantes y suspirantes, quienes una vez electos, se harán cargo.
¿De qué tamaño es el daño, por incapacidad y falta de buenos resultados presentes? ¿Cuál es el perjuicio o deterioro causado y acumulado, por quienes se auto promovieron como la solución, el rescate y hasta la concreción del cambio? ¿Qué hacer con los que llegan al poder, para no poder, pero si aprovecharse y beneficiarse de él?
Responsabilidad ineludible de gobernantes, y también de una oposición complaciente e incapaz. Incluso, simple resultado del deber ciudadano y social conculcado o negado, por pasividad y conformismo. ¿Tenemos los gobiernos que merecemos?
En todo caso, es imprescindible contar con verdadera y puntual rendición de cuentas y evaluación social.
De los electos o nombrados es la responsabilidad de entregar buenos resultados, no de aspirantes y suspirantes.
¿O qué nos enajenamos, distraemos y entretenemos en el escándalo del día o el circo electoral de innumerables pistas? ¿O de plano, minimizamos los daños y hasta olvidamos quienes son hoy, los responsables y eventuales culpables de lo que padecemos?
El caso es que se deben identificar a electos o nombrados, gobernantes o funcionarios, quienes juntos o separados, ya han demostrado alcances y consecuencias de la ineficiencia y la delincuencia gubernamental, que les caracteriza.
Así, dados innumerables hechos y resultados, muchos ya son conocidos y calificados como ineptos y corruptos; incluso algunos, emergen y hasta presumen su complicidad e impunidad, con o sin fuero.
DEBILITAMIENTO Y QUIEBRA INSTITUCIONAL.
Desde siempre: presente negado, futuro cancelado.
El alcance de la Justicia y la fortaleza del Estado de Derecho, se encuentran en la práctica cotidiana, en el comportamiento de todos y cada uno de los que formamos parte de la sociedad. En particular de todo gobernante y todo servidor público, comprometidos y obligados a cumplir y hacer cumplir la ley.
Denunciar y procesar, toda conducta delictiva o comisión realizada, premeditada o espontánea, hasta la omisión irresponsable; desde complacencia conformista, hasta complicidad, corrupción y delincuencia gubernamental.
Sin mayores complicaciones, lo que debe tenerse siempre presente, es que todo servidor público deben servir a la sociedad, no servirse de ella; y que todo ámbito de gobierno, esta ineludiblemente obligado a atender necesidades y reclamos individuales y sociales; y ayudar o resolver problemas, y no convertirse en parte, o en el problema mismo.
Urgente insistir, en la puntual y auténtica rendición de cuentas, la evaluación objetiva y el deslinde oportuno de responsabilidades. A partir de los resultados y reconocimiento de las condiciones existentes, definir problemas y determinar que es un acierto y que un error. Precisar logros y avances, así como pendientes y retrocesos. Solo sabiendo, qué se ha convertido en fortaleza y qué en debilidad se pueden determinar capacidades, alcances y limitaciones.
¿De qué sirven simuladores sistemas anticorrupción, sanciones exageradas, cuando lo primero, lo elemental no se hace?¿Sanciones altas pero inaplicables, para fomentar la impunidad de responsables y culpables prófugos y ausentes?
En plena agresión verbal y guerra de elucubraciones e insultos; no extrañe que se posponga la discusión de lo importante, así como sus correspondientes decisiones y acciones. La cortina de humo cumple su propósito, lo importante se oculta, minimiza o pospone, para dar paso al espectáculo y al entretenimiento.
Ya se ha dicho y hay que repetirlo. El problema no es casual, tiene orígenes, causas y responsables: beneficiados y perjudicados.
Así, a la inseguridad y violencia, al empobrecimiento y marginación, al reto permanente de crecimiento económico real, de oferta de empleo, ingreso y prestaciones dignas. A la vieja y nueva aspiración de mejorar bienestar social y calidad de vida, se deben agregar viejos y nuevos problemas, de todos los ámbitos de gobierno.
En efecto, la crisis no solo abarca importantes aspectos de la administración y las finanzas públicas, sino que también se extiende a un debilitamiento y empobrecimiento institucional, acrecentado en muchas formas, por discrecionalidad y autoritarismo, ineficiencia y corrupción, impunidad y delincuencia gubernamental.
Muy preocupante, que frente a estos colosales y nuevos desafíos impera más de lo mismo. Y eso que se autoproclaman gobiernos del cambio.
Caro y perjudicial insistir en negaciones de la realidad, manipulación de hechos y verdades a medias. Todo para no enfrentar a fondo y en forma, los graves problemas. Mediocridad e ineptitud van de la mano con delincuencia e impunidad.
Ante la persistente opacidad y silencio, desinformación y simulación oficial, obligado insistir: ¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda? ¿Por qué los descomunales y ofensivos super sueldos, prestaciones y beneficios a funcionarios mediocres? -Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH |