El INE como la Chimoltrufia, cuando no dice una cosa, dice otra.

 Había asegurado, vía sus funcionarios, que los precandidatos podían acudir a mesa de debate y de análisis en esta etapa de intercampaña, a fin dijo el consejero presidente, de no impedir la libre expresión.

 En morena fueron cautos, tanto, que varios comunicadores de la CDMX fustigaban a diario, que ninguno de los precandidatos de ese partido quisiera responder ni siquiera a una entrevista banquetera.

 Para aclarar el punto, los de morena le pidieron al INE que especificara que sí y que no se podía hacer.

 Y el INE salió con que desde este lunes 19, no se podrá acudir a debates.

 Entonces tenían razón los de morena y no cayeron en la provocación.

 Por otro lado, les tiró el TEPJF, la ideota de abrir los paquetes electorales durante la jornada, que para apurar el conteo y tener datos antes de la medianoche.

 Los magistrados dijeron que, entre otras cosas, se violenta la certeza de la elección.

 Así, de un bandazo al otro, los del INE no acaban de generar confianza ya que los consejeros no definen con claridad las reglas del juego.

 El árbitro electoral no puede actuar de esta manera, en medio del proceso más importante en nuestro país.

 Su misión es la legalidad y la certeza, pero parece que no lo entienden. El protagonismo de sus consejeros va minando la confianza en la organización y logística de la elección.

 Que entiendan en el INE que no son las estrellas ni los protagonistas, son, deben ser, los ciudadanos que cuidan la elección.

 Si necesitan guía, le pueden preguntar a José Woldenberg.