Eso es peligroso, si una ley me perjudica debo reclamarla por las vías institucionales, no pasarla por alto debido a que estaré perjudicando el derecho de los demás y estaré también actuando como en la época de las cavernas, donde la ley del garrote era la que se imponía.
Tal vez no esté muy de acuerdo en que se utilice la fuerza pública cuando de imponer el orden se trata, sin embargo para eso están creados y, si conociendo las reglas actuamos fuera de ellas la consecuencia es una sanción para quien las violente.
Se ha desafiado el estado de derecho y lo han azuzado para que se sientan con libertad de actuar, se les promete impunidad, o sea, perdón judicial por los delitos que hayan cometido, lo que en mi concepto envalentona y promueve la violencia con mayor densidad.
Nos ha tocado estar en la trinchera de la protesta social cuando a nuestro juicio no había justicia, pero también cedimos el derecho cuando no nos asistía la razón para dar paso a la legalidad, hoy más que nunca existen las condiciones para agotar el dialogo, las redes sociales se han vuelto un gran instrumento para exhibir al gobernante y al gobernado, cuando ambos se quieren pasar de listos y esa exhibición surte efectos e inhibe la violación de la ley.
Debemos fomentar el respeto a la institucionalidad de gobernantes y gobernados, seamos nosotros, empecemos ¡ya! No permitamos que nadie esté por encima de la ley, nada de que porque el sí y yo no, seamos autoridad, respondamos por nuestros actos y exijamos que quien se salga del marco legal, este sea sancionado sin ningún tipo de consideración.
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