Vaya que en eso de las campañas electorales se vale de todo, pero ¿hasta cuando los mexicanos habremos de seguirnos chupando el dedo? Es realmente la interrogante.
Sobre todo, cuando muchos se dejan influenciar de la visión de estado que presentan algunos de los candidatos, especialmente el antes citado.
Y es que no cabe duda de que en el devenir de las campañas, escucharemos toda clase de posiciones y opiniones, pero algunas en verdad que rayan en el absurdo y en una especie de sorna maléfica por parte de algunos candidatos.
El caso más reciente lo vuelve a dar el supuesto puntero en las encuestas.
Y es que la más reciente de sus ocurrencias vino cuando se puso afirmar que son los ex gobernadores detenidos chivos expiatorios.
El tres veces aspirante presidencial lanzó esa acusación desde el Estado de Sonora, tierra natal del ex Gobernador del PAN, Guillermo Padrés, quien se encuentra preso, acusado de lavado de dinero.
López Obrador aprovechó un mitin para afirmar "como es costumbre entre estos corruptos, como hay mucha crítica, mucha denuncia, de repente agarran a un ex gobernador como chivo expiatorio para hacer que ya se va a acabar la corrupción".
Ante el alarido del público asistente, el tabasqueño remató "eso es puro cuento, son lo mismo, es una mafia. Agarran al que ya perdió influencias, al que no tiene agarraderas, los agarran nada más para exhibirlos, para engañar".
En una especie de decreto o premonición, que puede ser interpretado como un mensaje para aquellos que hoy gobiernan, y que pudieran ser señalados de corrupción, el candidato de Morena sentenció que de ganar las elecciones, su Gobierno no actuará de esa manera, ya que no requerirá de ninguna detención para legitimar su llegada a la Presidencia.
Una vez más, aseguró que de ser presidente no tendrá necesidad de perseguir a nadie para legitimarse, como lo hiciera afirmó, en su momento Carlos Salinas de Gortari, quien después de robarse la presidencia, encarceló al dirigente Petrolero, Joaquín Hernández Galicia, alías “La Quina” para hacer creer que el sí iba a poner orden y si iba acabar con la corrupción".
El ex jefe de Gobierno del extinto Distrito Federal concluyó cuestionando a los asistentes "¿Y cómo terminó Salinas? Se dedicó a llevar el dinero de la nación a sus allegados, a la gente cercana a él que se quedaron con las empresas, con los bienes de la nación", afirmó, en franca alusión al empresario Carlos Slim, quien lo ha criticado por su visión bastante retrograda en la construcción del nuevo aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Lo grave del daltonismo político de López Obrador, es asegurar que los ex gobernadores en prisión son “chivos expiatorios”, algo que a los veracruzanos simplemente nos resulta una mentada de madre, tan solo al recordar el paso por el gobierno de Veracruz de Javier Duarte y su runfla de trúhanes.
Las miles de familias que perdieron un familiar por la falta de medicamentos y atención médica; los padres y madres que perdieron a sus hijas e hijos por esa política de terror –misma que pudiera ser tipificada de genocidio sistemático- que tuvo que ver con las desapariciones forzadas; el desvió inmisericorde de recursos para el mejoramiento de carreteras, escuelas, hospitales y demás, que fueron a parar a los bolsillos de este innombrable gobernador y sus secuaces, son el ejemplo claro de que la visión política de López Obrador, está dañada.
Afirmar que el no actuará de esa manera, es anticipar una nueva especie de amnistía para quienes violenten la norma, solo porque el, no busca “legitimar” su presidencia.
Nada más que absurdo, nada más que vil retorica en un momento en donde el país requiere de hablar de incrementar las sanciones a quienes falten a la honrosa responsabilidad de servir a los mexicanos.
Vaya futuro que nos espera con esta clase de políticos balines.
Al tiempo.
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