El diagnóstico de Pepe Yunes es contundente: “La desesperación es evidente”.
Es como aquel púgil que tiene los ojos casi cerrados por las heridas, que teme que en cualquier momento le paren la pelea, y se lanza como loco, disparando un puño tras otro, en busca del milagro, en el afán de que alguno de esos “volados” haga impacto en la humanidad de su contrincante y “por la gracia del Señor”, éste se derrumbe.
Nuevas y más frecuentes “encuestas” en las que se al hijo del gobernador ubica o en primer lugar, o a muy corta distancia del puntero; coqueteo, amenazas y hasta extorsión burda para que alcaldes priistas, dirigentes de organizaciones políticas que simpatizan con el PRI, así como reconocidos operadores electorales “se vistan de azul”; bombardeo de despensas y dinero en secciones y municipios tradicionalmente priistas.
Seguimiento puntual de la campaña de Pepe Yunes y “clonación” de sus propuestas, de sus reuniones.
Hoy dialoga Pepe con empresarios de alguna región de Veracruz, y al día siguiente llega el gobernador y les ofrece contratos, obras y hasta saldarles lo que se les adeuda.
Un día saluda el candidato del PRI a sacerdotes y ministros religiosos, y al día siguiente alguien de gobierno, o del equipo de campaña del vástago, se acerca a ofrecerles una nueva iglesia o la reparación de la ya existente.
Y la pregunta que desnuda la situación de Miguel Ángel Yunes Márquez es: Si Pepe Yunes va –como lo dicen sus “encuestas”- en un lejano tercer sitio, ¿por qué tanto empeño en socavar la estructura de un candidato perdedor?
El sentido común dictaría que todo ese esfuerzo, todo ese recurso, se utilizara para hacer algo parecido, pero contra aquel candidato al que los propios panistas ubican como su rival, el de Morena.
“Lo único que puedo expresar, (es) que si como lo quieren aparentar, el PRI no estuviera contendiendo, entonces ¿por qué de alguna forma hay tanto interés de operar políticamente con priistas? Saben que la única alternativa que viene creciendo de manera puntual es la que nosotros representamos, es evidente que la tendencia local y nacional que viene a la baja es la del Frente”, explica con claridad Pepe Yunes.
Y mientras los “operadores” del gobernador se dedican a perseguir priistas, el abanderado del PRI lanza dardos de precisión.
El pasado lunes, fuera de agenda y atendiendo una invitación personal de su dirigente Faustino García Fernández, Pepe Yunes acudió a las instalaciones del Sindicato Estatal de Trabajadores del Poder Ejecutivo, sí, los mismos que hoy trabajan bajo las órdenes de Miguel Ángel Yunes Linares y sus huestes.
La acogida al candidato del PRI fue efusiva. Los empleados del gobierno estatal se dijeron esperanzados de que llegue a la gubernatura, para así recuperar su dignidad y avanzar en la búsqueda de mejores condiciones laborales.
“Nosotros fuimos los que hace dos años pedimos un cambio, y lo que conseguimos fue un peor trato. Fuimos estigmatizados y muchos de nuestros compañeros fueron despedidos sin justificación alguna y con el peor trato. Hoy estamos convencidos de que lo mejor que le puede pasar a Veracruz es que Pepe Yunes sea el próximo gobernador”, le expresó uno de los delegados ahí presentes.
¿Habrá llegado ya hasta ellos algún emisario del gobernador para ofrecerles mejores sueldos, o para amenazarlos con despedirlos si no respaldan al hijo?
“Al final esto está en tercios hoy; la tendencia a la alza, la única tendencia a la alza permanente en las encuestas serias, no las que mandan a publicar como propaganda, es la nuestra y el cierre será una parejera entre Morena y PRI”, asegura Pepe Yunes.
Muy pronto lo sabremos.
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Epílogo.
Sospechosamente, pocos, casi nadie, salieron a defender al dirigente estatal del PAN, José de Jesús Mancha, luego de que la candidata de Morena al Senado, Rocío Nahle, denunciara que este personaje se había beneficiado con contratos de la Secretaría de Infraestructura y Obras Pública, durante el lapso en el que estuvo al frente de esa oficina el candidato panista a la Cámara Alta, Julen Rementería. *** Tuvo que ser el diputado local panista Juan Manuel Unanue, Presidente de la Comisión de Vigilancias, quien intentara defender al “jefe de su jefe”. Aplicó primero la postura “anayista”, al atribuir la información a una conjura para atacar a Julen. Más tarde tuvo que admitir que no conocía bien los términos en los que se dieron esos contratos y que Pepe Mancha “no se dedica a la construcción”. *** ¿Y el Orfis? ¿Y la Contraloría? ¿No era de eso, precisamente, de lo que acusaba el hoy gobernador a Javier Duarte y su gabinete?
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